Arturo Xicoténcatl

Arturo Xicoténcatl
El espejo de tinta

Montañismo

26 de Junio de 2020

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En las 14 majestuosas montañas de la cordillera del Himalaya y el Karakorum, después de los 7,500 m de altura no existe la vida animal ni vegetal en virtud al poco oxígeno. Es el dominio del reino mineral, de las rocas, el hielo, la nieve, los cambios de temperatura, los vientos cambiantes de toda del Asia, la soledad. Una idea aproximada del esfuerzo que realiza el escalador en aquellas regiones: a los 6,500 m de altura snv, en algunas ocasiones, necesita de ocho horas para ascender 50 metros. O bien dar tres respiraciones entre paso y paso con el fin de recuperar energías mientras el corazón le resuena como un tambor.

Aún poco después de mediados del siglo pasado imperaba la idea de que escalar las grandes montañas, era la lucha del hombre contra la naturaleza; se aceptaba la escalada como una acción de valor, de férrea voluntad y técnica para alcanzar la cumbre. El enfoque ha cambiado: el pensamiento es integrarse a ella, en paz, con la conciencia de que el propósito no es sólo conquistar la cima, sino también regresar al campamento base. Tal es el objetivo central. Por eso Louis Lachenal le rogaba a Maurice Herzog ante los amenazantes presagios de las nubes negras que se avecinaban a la cumbre del Annapurna, que apresuraran el descenso. La experiencia e intuición de Lachenal, uno de los más prestigiosos guías de Chamonix, pulsaba el alto precio de cada segundo de retraso. Herzog vivía en la embriaguez del éxito y el significado de inmortalidad de cumbrear el primer ochomil de la historia. La mayoría de las muertes y accidentes ocurren en el descenso, cuando el montañista regresa extenuado. En la actualidad se asiste a monasterios con monjes a orar o bien se le solicita permiso a la montaña. El estado de conciencia y visión es diferente en la altura de la montaña que en otros sitios; con o sin el conocimiento del montañismo. Allá arriba se juega la vida. Pero el mundo gira y cambia a cada instante.

En 1922, el célebre George Mallory expresó: “…si pienso en el montañismo con cuatro botellas de oxígeno a la espalda y una máscara sobre el rostro… bien, creo que pierde su encanto”.

En 1975, Chris Bonington, dijo: “Escalamos el Everest a pesar de usar equipos de oxígeno, y no gracias a ellos”.

Bonnington con múltiples ascenso en los Andes y en la Patagonia y 18 expediciones al Himalaya, es una de las insignias doradas del montañismo inglés. Fue el jefe del asalto a la mítica pared sur del Annapurna, de 3 mil m de desnivel que exige técnica en roca, mixta y hielo y que coronaron don Whillans y Dougal Haston el 27 de mayo de 1970. Bonnington y Doug Scott  vivieron un fascinante y estremecedor  episodio de supervivencia en el Baintha Brakk, El Ogro, torre de granito de 7,284 m, en el Karakorum, una las montañas más difíciles de escalar.

 

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