Dar coces al aguijón

Es inútil cualquier acción de carácter jurídico. Ya podrán intervenir Ulpiano, Gallo y Papiniano, el esfuerzo será estéril. Desde la semana pasada, la Federación Internacional de Natación Amateur (FINA), el nuevo comité ejecutivo, trepó al incompetente Kiril Todorov, presidente de la Federación Mexicana de Natación (FMN), a la barca de Caronte. Todorov es una oscura sombra en el ámbito nacional e internacional.

Cuántas circunstancias, cuántos sucesos para descubrir y apartar de la FMN al nefasto sujeto que llegó a la titularidad, más por rechazo, a la mediocridad de Carlos Hermosillo, el futbolista que anotaba los goles con la cabeza y dirigió, con los pies, la Conade. La familia acuática desconocía la verdadera personalidad de KT, que, de ser un gris empleado de Javier Careaga, de súbito se convirtió en el único presidente de una federación nacional deportiva, que empezó a llegar al COM en automóvil último modelo y con chofer. En noviembre de 2019, KT, después del resonante fracaso en la organización del C. Mundial de Guadalajara 2017, fue vinculado a un proceso de delito de peculado, tras que la Unidad de Inteligencia Financiera presentó una denuncia; sus bienes inmuebles no coinciden con los ingresos que ha recibido de los órganos públicos. Se le obligó a no salir del país ni del Estado de México y a firmar mensualmente en el Reclusorio Norte.

El favor a México se debe al nuevo presidente de la FINA, Husain Al-Musallam, exnadador de Kuwait (19 de mayo de 1960) que entró al organismo en 1996 y fue electo a mediados de 2021. Las primeras acciones de Al-Musallan son mayor apoyo a los nadadores, reducción de gastos administrativos y la separación del rumano Cornel Marculescu, exwaterpolista y director general y promotor de un programa que dejó carretadas de miles y miles dólares con la autorización a las firmas de trajes de baños supersónicos. Y la destitución de KT. Extirpó lo podrido.

Muy breve: el COI distribuye el 90% de los millonarios ingresos de los Juegos Olímpicos entre casi 200 comités olímpicos nacionales y unas 60 federaciones internacionales, que a su vez destinan alrededor de 30 mil dólares anuales a las FNs. Algunas más, otras un poco menos. Este dinero debe ser destinado a los programas de los deportistas sin que las FNs estén obligadas a comprobar los gastos, pues se parte de una base moral de confianza. De ahí, pues, que algunos chapuceros busquen reelección tras reelección por el amor al dios dinero más que por brindar un servicio a los deportistas de su país.

La afiliación de una FN a una FI es por voluntad y decisión de un país y forma parte de un engranaje-compromiso-beneficio de respeto a las reglas y decisiones de las FI unidas al COI. El propósito en la competencia es la secuencia que desemboca en los JO. Rebelarse, no respetar ni aceptar las decisiones de una FI es darle de coces o patadas al aguijón.

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