Arquetipos de tenacidad

Citemos dos sucesos, en México y en el Canal de la Mancha, que no pasaron inadvertidos durante el tiempo de la celebración los JO de Tokio. Recuerdo la imagen del atezado atleta José Gómez Cervantes, en el segundo lugar, en lucha contra el célebre etíope Miruts Yifter, en las eliminatorias de los Juegos Olímpicos de Moscú 1980, colocándose en el octavo sitio, en los 10,000 m planos. Vuela la memoria a la fantástica carrera de Yifter contra Kaarlo Maaninka, Mohamed Kedir, Lasse Virén. La noticia la dio a conocer el agrimensor Pedro Fletes, durante la celebración de los JO; la recibí de David Vázquez, personas conectadas con el atletismo de fondo, y la corroboré en su oportunidad con el ingeniero Luis Pineda, estadístico del atletismo en México: José Gómez y su esposa fallecieron por covid-19, con una diferencia de horas. José Gómez, que llevó una relación fraternal con Rodolfo Gómez Orozco, fue uno de los más grandes atletas mexicanos que se proyectó a los más altos niveles, acaso inspirado en la generación de Juan Martínez, dos cuartos lugares en México 68 y de Mario El Sope Pérez, segundo en la prestigiosa San Silvestre, en 1972, por encima de figuras cimeras como Lasse Virén, Steve Prefontaine, Ron Clarke. La grandeza de José Gómez se apreció en el Steve Prefontaine de Eugene, Oregon, en 1983, cuando se convirtió en el primer mexicano en romper el muro de los 28 minutos en 27.56.50, imponiéndose al cubano-estadunidense Alberto Salazar, notable figura de esa década. En Los Juegos Panamericanos de Caracas 1983 ganó el oro (29.02) en los 10,000 m, tras superar a los prestigiosos competidores Domingo Tibaduiza, Colombia, 29.17.12, y Mark Nenow, de Estados Unidos, 29.22.46. Hombre de ideas firmes e independientes, el atezado fondista estuvo, con su grupo de atletas, en conflicto permanente con el Comité Olímpico Mexicano y la Federación Mexicana de Atletismo. Le tocó vivir aquella época de transformación en la que, tras desaparecer en 1982, en Baden Baden, el vocablo amateur, algunos atletas, por diversos motivos que les fueron adversos, tuvieron que rascarse con sus propias uñas, en función a su acerada voluntad, perseverancia y amor por el atletismo.

Toño Argüelles. Desde su adolescencia, los hermanos Antonio y Diego Argüelles se distinguieron por su tenacidad, perseverancia y espíritu de superación social y deportiva. Durante los JO, Antonio Argüelles hizo un intento fallido del doble cruce del Canal de la Mancha. Salió de Dover, Inglaterra, y llegó a Cap Gris-Nez en la costa de Francia. A su regreso y después de casi 23 horas de esfuerzo, sufrió hipotermia sin cumplir su objetivo. Su estado de salud se complicó con un problema de pancreatitis del que fue atendido con oportunidad en un sanatorio en París. Premio Nacional del Deporte en 2009 por el cruce del Canal de la Mancha, posee la travesía de los siete mares y la triple Corona en EU.

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