Mariano habló de cara a Cooperstown

El otrora pitcher de Yanquis, líder de todos los tiempos en rescates de las Grandes Ligas, señaló que siempre le gustó intervenir en momentos clave

Foto: AP

COOPERSTOWN.

Mariano Rivera fue así siempre. Desde su infancia en el pueblo pesquero de Puerto Caimito en Panamá hasta el montículo en el Yankee Stadium. Encargarse del momento cumbre.

Yo siempre quería ser el último en lanzar la pelota o tomar el último swing, o ser el último en patear la pelota o el último en tirar al aro”, dijo Rivera. “Quería ayudar al equipo a hacer todo lo posible para ganar y así resultó muchas veces”.

Con esa mentalidad llegó la grandeza. “Dirán que estaba loco o era un masoquista, pero quería ser el encargado de cerrar los juegos”, comentó Rivera, cuya travesía en el beisbol empezó con un guante hecho de cartón

Un pitcher apenas considerado cuando firmó por primera vez con los Yanquis en 1990, Rivera pasó trabajos como abridor, pero encontró su nicho como un relevista como una devastadora recta cortada.

Su grandeza en el montículo y su humildad ayudaron a Rivera a lograr otro hito. Es el único jugador en haber sido elegido de forma unánime: 425 votos en enero. “Me siento humilde de que fui bendecido por el Señor”, indicó el panameño de 49 años, que ingresa al templo de los inmortales este domingo.

Rivera se suma a Rod Carew como los únicos panameños en el Salón de la Fama. “El representar a Panamá, para mí, fue el pináculo”.

Encabeza un grupo que incluye, además, a los lanzadores Mike Mussina, Lee Smith y el difunto Roy Halladay y a los toleteros Edgar Martínez y Harold Baines.

También registró una marca de 4-1 en partidos decisivos de Serie Mundial. Su única derrota fue en 2001 ante Arizona al permitir el globito impulsor de Luis González con la casa llena en la novena.

Cuando llegan los playoffs, estamos hablando de enfrentarse con los mejores en situaciones críticas”, dijo. “Yo quería estar en esas situaciones. Quería ser el encargado del último lanzamiento. Me apasiona. Por eso es que quizás pienso que en esas situaciones eran cuando mis habilidades subían a otro nivel. Gracias a Dios que pude ejecutar”.

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