El asperger la impulsa a las cimas; Alex Roudayna, acostumbrada a grandes retos

Se convirtió en la primera mujer que ha subido al Pico de Orizaba, el Iztaccíhuatl y el Nevado de Toluca en menos de 24 horas

CIUDAD DE MÉXICO.

Las 4:00 A.M. Se enciende la lámpara en la pequeña tienda de campaña de Chikorita. Ultramaratonista, chilanga, con el síndrome de Asperger, acostumbrada a grandes retos, pero difícil para convivir con los demás, sabe que tendrá un día complicado.  Su primera tarea será subir el Pico de Orizaba (5 mil 610 metros a nivel del mar).

No carburo el mundo de la misma manera”, comenta Alex Roudayna, así se llama Chikorita, quien reconoce que el Asperger puede convertir esta aventura en un verdadero infierno. Acostumbrada a un mundo imaginario, donde convive con el Joker y el Gato de Cheshire (Alicia en el País de las maravillas), la atleta tendrá que convivir con Marcos Ferro (ultramaratonista y fotógrafo), quien documentará el triple intento.

Me es difícil conectar con la gente y trepar montañas me saca de mi zona de confort”, explica Chikorita, quien comienza la travesía antes del amanecer, con bastones, en terreno inhóspito, demasiado frío y la adrenalina a mil.

El primer reto era subir el Pico en 45 minutos, algo extraordinario, pensando que el recorrido se hace en casi tres horas. “No quiero mirar el reloj, no quiero meterle presión a la carrera”, expresa la ultramaratonista, mientras Marcos Ferro la apoya y hace su trabajo. Ella, autista, se olvida que va acompañada.

 

 

El “HAHAHA” del Joker lo trae tatuado en su piel. De hecho, su cuerpo es un mural de inscripciones de varios personajes. El amanecer la atrapa con crampones en las botas para trepar las paredes nevadas. No se detiene.

Conquista el Pico de Orizaba, No hay tiempo para la euforia, pues falta mucho camino por recorrer. Apenas se detiene para el video y las fotos que Marcos utilizará para el documental que servirá de testigo. Abajo los espera un grupo de apoyo (doctor, fisiatra, guía y conductor), para treparse a una camioneta que los llevará a la segunda etapa del reto: El Iztaccíhuatl.

Serán 299 kilómetros de recorrido en camioneta.

 

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Son las 14:09 P.M. Tras cinco horas de camino, el grupo llega a las faldas del Iztaccíhuatl. Habrá que correr, caminar y trepar contrarreloj hasta la cima (cinco mil 280 metros a nivel del mar). El sol se une a los obstáculos.

Alex Roudayna va enfocada en lo suyo. Por momentos no escucha las indicaciones de Marcos, quien entiende que a veces no debe invadir su espacio. Para la ultramaratonista el Izta es más pesado.

Antes de llegar a la cumbre, Chikorita se detiene. Brota el llanto. El cuerpo ya está cansado y ella entiende que de nada servirá su esfuerzo y decide parar a estas alturas del reto. “La comida no me estaba ayudando y tenía un déficit calórico”, explica la atleta mexicana.

Son de esas veces que dices, cuando venga la oportunidad hay que agarrarla. Aunque, cuando dije voy, sabía que no estaba lista”, dice Chikorita, acostumbrada a correr grandes distancias, pero no a grandes alturas.

Ella no se rinde. Detiene el paso, se agita, pero cumple la segunda etapa. El descenso lo hace ya a oscuras, corriendo cuando se puede, a veces saltando piedras, pues todavía le hace falta subir el tercer pico y el reloj consume el tiempo.

“¡Vamos, vamos!”, gritan los del staff. Hay que atravesar la Ciudad de México y el tránsito nocturno. Serán dos horas y media de recorrido hasta el Nevado de Toluca.

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Son las 10:45 P.M. Chamarras gruesas, guantes, bastones y lámparas que se ajustan en la cabeza. La voz de alerta: “Guarden fuerza, recuerden que la meta es acá abajo, no sólo la cumbre”.

Si lo logran, acabarán cerca de la una de la mañana. En el documental se mira a Chikorita apoyándose con los bastones, subiendo en cámara lenta y esquivando rocas que tienen la mitad de su cuerpo. Los últimos metros los trepa a gatas.

Hay cansancio extremo, dolor, gritos de apoyo. Marcos le había pedido en un principio que se apoyara en él cuando fuera necesario. Ahora sí, Alex busca su ayuda. Otra vez el llanto de la ultramaratonista, acusa la fatiga en el rostro.

 

 

Faltaban dos kilómetros para conquistar el Nevado de Toluca (cuatro mil 680 metros), Alex Roudayna mostraba pequeñas heridas tras varias caídas, tenía frío, miedo y el reloj en contra. Se sienta en una roca, Marcos le toma un par de fotos y le pregunta: “¿Quieres hacerlo en menos de 24 horas? ¿Sí? ¡Let’s do it!”. Faltaba muy poco.

Chikorita comenta que “el sonido de los crampones en la superficie me ayudó a enfocarme en el objetivo.  El Asperger me sirvió para desconectarme de todo los que me rodeaba, sólo sentía la vibración de cada paso que me faltaba para llegar a la última cumbre”.

El reto fue alcanzado antes de las 24 horas. Alguien del staff muestra el cronómetro en medio de aplausos: 22:20.20 horas.

 

Romper nuestros límites. Creo que de esto se trata”, responde Chikorita mientras Marcos Ferro la graba para el documental titulado Tres Picos, el cual salió hace un par de días.

Alex Roudayna se convirtió en la primera mujer en subir los tres picos en menos de 24 horas, un desafío que hizo realidad en mancuerna con el ultramaratonista y fotógrafo profesional argentino, con el apoyo de la marca Red Bull. Sucedió el pasado 5 de diciembre.

Estamos hechos para llegar muy lejos”, comentó hace un par de días la corredora de largas distancias, quien argumentó tener emociones extrañas luego de mirar el documental que testificó su hazaña.

Antes de realizar el reto tuve mis dudas. Ahora me doy cuenta que me gusta llegar al límite. Creces y disfrutas”, agrega.

 

cva

 

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