Carlos Alcaraz sigue el consejo del abuelo: ‘Debes poner cabeza, corazón y cojones’

Carlos Alcaraz siempre emplea la fórmula mágica de las tres “C” que le reveló su abuelo para poder triunfar en el tenis: “Debes poner cabeza, corazón y cojones”. El español, de 19 años, tiene presente ese consejo en cada partido y lo ha llevado hasta convertirse en el jugador más joven que alcanza el número uno del ranking de la ATP, luego de coronarse en el US Open el pasado 11 de septiembre.

Alcaraz es originario de El Palmar, un pueblo de 24 mil habitantes, localizado en Murcia. Con sus conocidos y familiares prefiere que le llamen Carlitos, porque cuando le dicen Carlos lo siente fuerte, como si hubiera hecho algo malo.

El actual número uno del tenis aún pide permiso a sus padres para salir por las noches con el compromiso de no regresar tarde y aún no le autorizan la compra de un auto.

En su cuenta de Instagram pasó de los 700,000 seguidores a superar los dos millones en unas semanas durante su camino a convertirse en el número uno.

Sus primeros contratos comerciales que firmó fueron con Nike y con la marca de raquetas Babolat, cuando aún era un niño. Al momento de levantar el trofeo del US Open lucía en su muñeca izquierda un Rolex y recientemente acordó un convenio con BMW.

En ganancias, sólo en torneos disputados este año, supera los nueve millones de dólares. Pero más allá de lo económico, su deseo es redondear su gran temporada, en la que suma 51 victorias y cinco títulos, con su aporte para que España pueda ganar la Copa Davis, en noviembre próximo.

Su pasión por el tenis es una herencia familiar y lo comenzó a practicar a los cinco años en la academia que dirige su padre Carlos Alcaraz González, quien fue un destacado jugador, pero que tuvo que olvidarse del futuro brillante que le auguraban en las canchas, debido a que no contaba con los recursos económicos.

A los 15 años, Carlitos decide dejar El Palmar con el deseo de conseguir que Juan Carlos Ferrero lo recibiera en su academia ubicada en Valencia.

Ferrero llegó a ser número uno de la ATP en 2003, año en el que nació Alcaraz, y lo hizo al ganar la edición del US Open, un camino que su ahora pupilo repitió casi dos décadas después.

Cuando llegó a la academia estaba delgado como un espagueti”, recordó Ferrero luego del título que alcanzó el joven español en Nueva York.

Nos dimos cuenta de que tenía brazos muy rápidos, piernas muy rápidas, pero no tenía músculos ni en la espalda ni en las piernas. Pero, obviamente, notamos algo especial en él”, recordó su entrenador.

Ferrero opina que Alcaraz está en estos momentos a un 60 por ciento de su potencial y que todavía tienen muchas cosas que mejorar, sobre todo en cuanto al saque, su revés y la consistencia.

Una vez que eres número uno, no se acaba. Tienes que seguir trabajando, seguir jugando a un gran nivel y seguir ganando. Él lo sabe y yo también. Voy a estar muy cerca de él para recordárselo”, dijo el entrenador, luego de la histórica victoria en cuatro sets sobre Casper Ruud.

Carlos Alcaraz no hace caso a las comparaciones con Rafael Nadal, quien fue uno de sus grandes ídolos en la infancia y al que enfrentó por primera ocasión justo el día que cumplió 18 años.

Ya como monarca del US Open y como número uno mencionó que no ha sido un camino de rosas.

Nadie te hace un chasquido y tienes todo lo que pides, sino que las cosas hay que trabajarlas”.

Revela que le dan miedo las arañas y la oscuridad, además de que no es fan de las películas de terror, pero su más grande temor es defraudar a las personas de su alrededor y que confían en él.

Sobre alcanzar un lugar entre los grandes junto a Federer, Nadal y Djokovic, está consciente de que le falta mucho camino por recorrer.

Quiero seguir estando en lo más arriba del tenis durante mucho tiempo. Para eso no hay que parar, hay que seguir y seguir, y es lo que voy a hacer”, advirtió Alcaraz.

cva

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