Amante de la naturaleza

BMW tomó como base la más reciente actualización de la X3 y le integró un tren motriz híbrido conectable que la convirtió en una de las camionetas más avanzadas de su segmento

Foto: Pablo Monroy / Fotoarte: Erick Zepeda
Foto: Pablo Monroy / Fotoarte: Erick Zepeda

CIUDAD DE MÉXICO

Comenzando el 2021 parece ya muy lejano aquel 2011 en el que BMW fundó su división i, encargada de diseñar y manufacturar vehículos enchufables.

Hoy hablar de vehículos electrificados ya es muy natural para las marcas automotrices, pues muchos mercados cuentan por decenas las opciones de vehículos híbridos y eléctricos disponibles en los portafolios de productos de todos colores, precios y sabores, algunos países han reportado ventas inusuales de estas tecnologías al cierre del 2020, Noruega incluso se jacta de haber alcanzado más de 50 por ciento del total de sus ventas únicamente con autos a baterías.

La popularidad de estas tecnologías va a la alza, incluso en México, donde el desarrollo de la infraestructura de recarga parece avanzar a paso de tortuga.

 

 

Ante ese escenario, algunas propuestas se acomodan mejor que otras, la oferta de vehículos híbridos conectables, esos que también pueden recargar sus baterías enchufándose a la red eléctrica, se están consolidando como una de las mejores opciones para circular en nuestro territorio, pues los puedes usar con gasolina, conéctandolos en casa y en caso de tener acceso a una red de carga rápida, también ahí.

 

En ese contexto BMW presentó la X3 xDrive30e, la primera X3 con pilas que llega a nuestro mercado.

Si la ves de frente es muy probable que la confundas con una X3 normal, pues la carrocería es idéntica a la de sus hermanas impulsadas únicamente por motores de combustión interna.

 

El look que asumió la más reciente actualización de la tercera generación sólo se modificó por la compuerta que permite el acceso al enchufe que sirve para recargar las baterías, pero es algo casi imperceptible.

Bajo el cofre de esta X3 es donde encontraremos una revolución tecnológica digna de aplaudirse, encabezada por un tren motriz híbrido que está compuesto por un motor de cuatro cilindros 2.0 litros twin turbo que es capaz de desarrollar 184 caballos de fuerza, que hace equipo con un propulsor eléctrico, administrados por una transmisión automática de ocho velocidades. Si sumamos el trabajo de ambos tendremos a nuestra disposición 292 caballos percherones de fuerza.

Hasta ahí todo nos sonaba normal, al menos para una camioneta que orgullosamente porta el logotipo de BMW, pero fue cuando pudimos pisar con decisión el acelerador que encontramos una reacción digna de un deportivo, cortesía del conjunto híbrido que en cuanto se le pone a trabajar primero empuja con el motor eléctrico, brindándote una reacción casi inmediata de aceleración y conforme se va hundiendo más el pie en el acelerador es posible acceder al poder de 309 libras-pie de torque, que patean como mula y te hacen sentir más en un auto de competencia que en uno familiar y eso que no habíamos llevado el modo de manejo al programa más rabioso, el Sport, que como ocurría desde el i8 cambia los diales a color rojo y es el más dinámico de los tres con los que puedes modificar la puesta a punto de esta SUV.

 

 

LO MEJOR DE DOS MUNDOS

En cualquier otro vehículo una reacción así cobraría su respectiva factura, directamente en el consumo de combustible, sin embargo, gracias al trabajo en equipo, al apoyo del motor eléctrico y al sistema de regeneración que es capaz de incrementar la autonomía incluso con las frenadas, y que vaya que en esta camioneta es es costumbre, en la marca bávara los ingenieros han hecho un gran trabajo no sólo conteniendo el pesos, sino también repartiéndolo correctamente, colocando gran parte de ésta a partir de la segunda fila de asientos, lo cual beneficia directamente a la dinámica de conducción.

Cuando regresamos a la avenida más larga de México (Insurgentes) nuestra marcha prácticamente se detuvo, cortesía del acostumbrado embotellamiento que ahí impera, encontramos la ocasión ideal para probar el modo 100% eléctrico con el que se puede circular hasta por 55 kilómetros, nunca llegamos a los 135 km, que es la velocidad máxima a la que aún se puede aprovechar el modo puramente eléctrico, pero sí disfrutamos la experiencia de una conducción divertida y silenciosa.

 

En términos de seguridad y equipamiento estamos a bordo de un auto alemán y premium, así que no hay ningún reclamo. El sistema de infoentretenimiento es muy bueno y las asistencias electrónicas te hacen creerte piloto de carreras, así que creemos que ésta es una de las mejores ejecuciones híbridas que podremos encontrar en el mercado mexicano a un precio por demás razonable, sobre todo si consideramos que estamos ante el último grito de la moda en tecnología de movilidad electrificada, perfectamente adaptada a un mercado con tan pobre infraestructura de recarga como el nuestro.

 

AMU

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