Tesoros de la 'Coca'

Ángel González, descubridor de Cuauhtémoc Blanco, cuenta las historias sobre cómo detectó también a Hirving Lozano, Diego Lainez, Edson Álvarez y Rodolfo Pizarro; de diferentes formas, pero los cuatro ya han sido tema serio entre la nueva generación de futbolistas mexicanos

Fotos: Mexsport

CIUDAD DE MÉXICO.

Chucky impresionó al gobernador

En 2007, Andrés Fassi, vicepresidente del Pachuca, se acercó a su entonces coordinador de visorias de los Tuzos, Ángel La Coca González, para pedirle que debían armar un equipo competitivo, capaz de ganar la olimpiada nacional y con eso impresionar al gobernador. La Coca pidió tres refuerzos: un portero, un defensa y delantero. Así llegó el Chucky Lozano al equipo de Hidalgo.

“Junté a los visores, a las 3:00 de la tarde,  y dije: ‘A ver, cabr..., necesitó un portero, un central y un delantero rápido’. Me dice Cesáreo Acosta, uno de mis visores, tengo uno que vi en una del Estado de México. El portero fue uno que se coronó campeón del mundo. El delantero fue el Chucky, terminó como campeón goleador del torneo”, cuenta. “Jugamos la final en el estadio del Pachuca, contra Jalisco, les metimos tres, les ganamos, dos de esos goles los anotó el Chucky”. 

Lozano llegó a los 11 años a los Tuzos y Pachuca invirtió en él poco más de medio millón de pesos durante los cinco años que duró su formación. En la actualidad, el veloz atacante está valuado en 20 millones de euros.

“En un club profesional, haciendo los famosos estudios, los entrenadores... ropa no porque es de patrocinadores, exageradamente gastamos en un jugador 100 mil pesos por año”. 

“Así era Cuauhtémoc Blanco...”

En principio, Ángel La Coca González había elegido a Mauro Lainez, el hermano mayor. Lo llevó al Pachuca, después de haberlo visto jugar en Ciudad Victoria, Tamaulipas, en una olimpiada nacional junto a su hermano Diego, el más pequeñito de la familia. Con el tiempo, ambos realizaron pruebas en el club, pero Diego no quiso quedarse. Su papá lo llevó al América, a pesar del disgusto de Andrés Fassi, vicepresidente deportivo de los Tuzos. Y así comenzó la historia de Lainez como jugador de las Águilas. El más joven en debutar en la Primera División con el equipo: 16 años.

“Lo vi en una olimpiada en Tamaulipas, aunque ellos son de Tabasco. Después, conocí a Dieguito y me lo quise llevar, pero no lo dejaban ir porque estaba muy chiquito. Aun así, lo traía a probarse. ‘Vamos a registrar’, les dije. Lo registré y nos invitaron a Corea, a competir. Diego estuvo ahí. De regreso, nos dice que no se quería quedar. Y se fue. Su papá lo llevó al América, pero cuando se enteró Fassi, ¡no me la acababa!”, recuerda.

“No lo puedo detener, es un niño”, le dijo a Fassi. Y no lo detuvo. “Este niño es atrevido, ya lo van a conocer, así era Cuauhtémoc Blanco. Tiene ese mismo carácter”.

Edson se fue del Pachuca

Edson Álvarez era un niño delgado, frágil, ni tan alto ni bajo de estatura. En el Pachuca, su proceso de desarrollo en el futbol iba más lento que el de otros y la desesperación llegó a su familia. Su papá, entonces, decidió buscar a otra persona, involucrada también en las categorías inferiores de los equipos. Ambos hablaron con La Coca y José Luis Arce, entonces coordinador de las fuerzas básicas del América. Y se lo llevaron tras verlo por primera vez en el Estado de México.

“En estatura se la llevaba con los demás, pero era frágil. En ese momento, lo pasaron al arqui, que es donde están los que no dan el Do de pecho. El papá se desesperó, habló con otra persona y esa persona habló conmigo. Estaba el doctor Arce de director de básicas del América. Entonces le digo a Arturo Carranco: ‘Oye, háblale al doctor Arce para que le mandes a este chavo. Ya nosotros lo habíamos visoreado. Y lo hizo. Se los mandamos, con todo y papeles, no nos lo quitaron. Y míralo ahora”.

“El Pachuca compra barato cuando lo hace y vende a precio de oro lo que es suyo”, dice La Coca. La excepción a esa regla es Edson Álvarez, quien con el equipo americanista ha llegado hasta selecciones menores.  

Se lo ganó a Chivas y a América

A Rodolfo Pizarro, cuando tenía 16, le seguían la pista ocho equipos de Primera División, entre ellos el América, Chivas y Cruz Azul. La Coca González ganó la delantera porque, después de verlo en el torneo nacional Benito Juárez, habló con el papá del actual jugador rojiblanco, le presumió que él había descubierto a Cuauhtémoc Blanco y le aseguró que su vástago tendría una trayectoria similar a la del ídolo azulcrema. Dos días después, el originario de Tampico reportó con la sub 17 del Pachuca. 

“Por Pizarro se peleaban ocho clubes en el torneo Benito Juárez. Cuando lo vi jugar, inmediatamente le habló a mi contacto en Tampico. Le digo: ‘Necesito que me pongas en la línea al papá de Pizarro’.  A la media hora ya estaba hablando con él. Me presenté y conté que era el descubridor de Cuauhtémoc, le pedí que su hijo se presentara el lunes en Pachuca, porque él no va a jugar en básicas, va directo a la Sub 17, necesito que vaya con sus documentos, porque lo vamos a registrar’”, relata.

Al papá de Pizarro lo convenció que su hijo podía seguir estudiando y jugando futbol.

“Pizarro fue muy rápido, en él, el Pachuca, invirtió como 200 mil pesos, porque sólo estuvo un año y medio en básicas. A los 17 o 18 años estaba en Primera, dicen que lo vendieron en más de 10 millones de dólares”.  

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