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Un año

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Hace un año ya iniciaba un largo camino que, primero en China, luego en el resto del mundo, puso a la humanidad a prueba. La emergencia sanitaria más grande que hemos conocido quienes estamos vivos. Una prueba que aún no hemos librado y que no sabemos si algún día lo haremos. Más allá del término pandemia, poco a poco estamos entendiendo que esto llegó para quedarse, que tendremos que aprender a vivir con el SARS CoV-2 y con sus mutaciones.

Investigaciones periodísticas han documentado que un hombre de 55 años en la provincia china de Hubei fue el primer paciente de covid-19 en el planeta, se registró el 17 de noviembre de 2019, aunque este dato no ha sido confirmado por el gobierno de ese país asiático. Doce meses después, el mundo acumula más de 55 millones 400 mil contagios y está por llegar al millón 350 mil muertes.

Y no hay certeza del origen. Aún salen teorías sobre si a otros países del mundo llegó antes que lo que dice la información oficial. Mientras tanto, Europa, por ejemplo, está ya en su segunda ola de contagios, de nuevo regresó como epicentro de la pandemia, porque el desconfinamiento fue demasiado pronto y a mucha velocidad. Gobiernos como el alemán lograron aplanar su curva en el verano, pero no así a la ciudadanía, que se apresuró a llenar las calles, bares y playas. Lo mismo ocurrió en España, donde un nuevo estado de alarma fue decretado hasta mayo próximo. En Reino Unido, el primer ministro, Boris Johnson, fue aislado hace unos días por haber estado en contacto con una persona contagiada; él fue de los primeros líderes en dar positivo a inicios de la emergencia. Francia, a pesar de sus más de dos millones de contagios, también vive resistencia ciudadana, hasta de quienes exigen su derecho a asistir a una iglesia.

China entendió lo que debía hacer y un año después reporta menos de 100 mil contagios y poco más de 4 mil 700 muertos. Cerrar provincias, realizar pruebas de manera masiva, le permitió quedar muy atrás de países como el nuestro, que tuvo al menos un par de meses para preparar su estrategia de combate. A pesar de que el secretario Jorge Alcocer afirme que la pandemia está bajo control en nuestro país, estamos por llegar a los 100 mil fallecimientos, veinte veces más que el país donde el virus se originó. Y como ocurre en otros lugares del mundo, el manejo de la emergencia en México también se ha viciado con trabajo político. Ahí está la figura de Hugo López-Gatell, quien, tras las conferencias diarias y los evidentes errores en la ruta (no reconocidos, por supuesto) hoy tiene el control de mucho de lo que aprobarán en Cofepris, desde los fármacos para tratar un contagio hasta la vacuna misma. Como sucede en EU, donde, incluso Donald Trump ha pedido que no se olvide que el proyecto de Moderna, uno de los más avanzados, se desarrolló bajo su supervisión, como si hubiera hecho trabajo científico alguno. O como cuando reclamó que Pfizer no hubiera informado sobre el 90% de eficacia de su inmunización previo a la elección. O como en Rusia, que salieron a presumir mayor eficacia en su Sputnik V un día después de lo anunciado por Pfizer.

No sabemos cuándo hablar del covid-19 será como referirse a la gripa o la influenza, lo cierto es que tanta ruta y en tan distintas direcciones, son factores que nos tienen en esta incertidumbre.

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