Logo de Excélsior                                                        

Trump y las redes

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

“Lo que vimos ayer fue un grupo que socavaba los derechos legítimos de la Primera Enmienda de aquellos que vinieron a hacer oír sus voces de manera pacífica (...) Es hora de que Estados Unidos se una...”, parte del primer mensaje de Donald Trump que publicó en Twitter luego de que la red social bloqueara su cuenta, tras los disturbios en el Capitolio que ya dejó un saldo de cinco muertos, el último un policía. Los alentó, les dijo que era su derecho y casi su obligación defender lo que la elección no le otorgó a él (mintiendo y aludiendo un fraude electoral que ni él ni sus abogados han probado). Tras la decisión de Twitter, Facebook, Instagram y YouTube, el todavía presidente Trump marca su línea, incluso, se indigna. No le queda otra. Porque hasta su gabinete lo va dejando solo...

Al menos cuatro altos funcionarios ya renunciaron a su gabinete. La última fue la secretaria de Transporte. Ahora sí les pareció insoportable e intolerable lo que el todavía presidente provocó en los últimos días (¡pero no durante cuatro años!). ¿Antes no vieron nunca lo terrible y peligroso de su discurso? Porque lo que vio el mundo el miércoles es nada más la culminación del sembradío de odio y discordia que, a lo largo de cuatro largos años, el republicano lanzó entre su propia sociedad.

Debemos ser optimistas y ver ahora a Donald Trump como esa gran lección. Porque, después del bloqueo a sus redes sociales, hay quien aún defiende su derecho de libre expresión. No necesito ir muy lejos: “¿Cómo es eso que te censuro y ya no puedes transmitir? (...) No me gusta la censura, que a alguien le retiren el derecho de comunicarse y le quiten el derecho a mandar mensajes por Twitter y Facebook. Tenemos que autolimitarnos todos...”, escuchamos decir ayer por la mañana en Palacio Nacional.

Sin embargo, las redes sociales tomaron una decisión que, si bien se compara con aquellas renuncias tardías, era necesaria para impedir un mayor estallido. Twitter, Facebook, Instagram y YouTube se convirtieron también en factores activos para evitar que los mensajes de llamado a la violencia y el odio se siguieran difundiendo. Contrario a lo que dijo Andrés Manuel López Obrador, justo el problema de Trump es que jamás se autolimitó y esto provocó, tan sólo la jornada del miércoles, que cinco personas perdieran la vida. Lo que hizo fue una clara incitación a la violencia. Las compañías de redes sociales entendieron como una responsabilidad convertirse en filtro para que esos llamados no expandieran su eco.

Facebook e Instagram cerraron para Trump de manera indefinida tras intentar socavar la transición de poder, así lo explicó el propio Mark Zuckerberg. YouTube eliminó el mensaje que el presidente envió a sus seguidores previo a la sesión en el Senado, donde los llamó a participar en la llamada Save America March. Y bueno, Trump ya recuperó su cuenta de Twitter bajo la advertencia de una posible suspensión definitiva.

Las redes sociales se han convertido en el vehículo más eficaz para que líderes globales envíen mensajes; lo hemos visto a lo largo de la última década, pero hoy más que nunca entendemos lo importante de la responsabilidad social de estas plataformas. El Presidente de México, por ejemplo, tiene a través de YouTube conexión directa con más de 2 millones 300 mil suscriptores, es uno de los 250 canales más vistos en nuestro país. Si el suyo no fuera el perfil de un político, esos números le darían ganancias de miles de dólares, como ya sucede con influencers que han dejado toda actividad ajena a las redes. Estas plataformas son tan rentables tanto en el terreno social como en el económico, por supuesto que cae responsabilidad sobre ellas. Por supuesto que la responsabilidad para regular mensajes de odio y discordia sí está en manos de las propias empresas de redes. Qué bueno que con Trump así fuera al final, al trágico final, ya lo entendieron. (Pero más vale tarde que nunca: ojalá todos los líderes incendiarios del mundo empiecen a poner sus barbas y likes a remojar).

 

Comparte en Redes Sociales