Logo de Excélsior                                                        

Sin cubrebocas

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

No usa cubrebocas. Se encomienda a estampitas de protección. Recomienda acudir a negocios para fomentar la economía, cuando el llamado global ya era quedarse en casa. Realiza giras durante las primeras semanas de contagios. Insiste en no usar cubrebocas. No cancela sus conferencias matutinas, a pesar de los contagios reportados en la fuente. Se niega a someterse a una prueba, incluso tras los casos positivos dentro de su gabinete, con quienes compartió micrófono días, horas, antes de la confirmación. Continúa evitando el uso de cubrebocas. Publica un decálogo contra la pandemia digno de un libro de superación personal. Afirma que la pandemia no aumentó las condiciones de violencia ampliamente documentadas, como las agresiones intrafamiliares. Da la espalda al cubrebocas y, extrañamente, nadie que lo acompañe y sea de su partido lo usa si aparece junto a él. Subraya que el país marcha como nunca, que la emergencia sanitaria llegó como anillo al dedo para su proyecto de transformación. Descalifica a quienes lo critican. No ordena más pruebas, pero afirma que la pandemia se domó, cuando los registros de su propia administración reportan más casos, más muertes, más picos. Reanuda sus giras, insiste en no usar cubrebocas, se aferra a la narrativa de los buenos resultados y de la mala intención de quienes los cuestionan.

Lo anterior, apenas un brevísimo retrato del Presidente de México, y para agregar a lo publicado en Twitter por el prestigioso politólogo Francis Fukuyama: “En este triunvirato agregaría a (Andrés) Manuel López Obrador, un populista de izquierda…”, en respuesta a esta editorial de Financial Times: “Los populistas odian no ser populares. Por eso han demostrado ser muy malos en el manejo de la covid-19, una crisis que no trae más que noticias sombrías: muerte, destrucción económica y libertades restringidas…”. 

En el texto firmado por Gideon Rachman, se resume con claridad las trágicas similitudes entre los mandatarios de los dos países más afectados por la pandemia, EU y Brasil: “La característica distintiva del enfoque Trump-Bolsonaro contra el covid-19 es la incapacidad para enfrentar la realidad. Trump, prácticamente, ignoró el virus durante enero, febrero y la mitad de marzo (…) Bolsonaro ha sido aún más extravagante e irresponsable: calificó al covid-19 como un resfriado, ha respaldado las protestas contra el confinamiento y destituyó a dos ministros de Salud durante la emergencia. Ambos están pagando un precio político significativo por su incompetencia. Trump va a la baja en las encuestas rumbo a la elección presidencial de noviembre. Bolsonaro también ha visto caer su popularidad, en medio de escándalos e investigaciones de corrupción a su círculo más cercano…”.

En la encuesta del Gabinete de Comunicación Estratégica respecto al manejo de la pandemia, publicada hace un par de días, las decisiones del sector Salud y respaldadas por López Obrador, son aprobadas por menos del 25%; la popularidad del Presidente se ubica en el 52%; qué lejano ese candidato que justo hace dos años logró 30 millones de votos. Qué tragedia que se insista en la falsa narrativa, ésa que también hace a estos tres mandatarios negarse a usar un simple cubrebocas.

Comparte en Redes Sociales