Logo de Excélsior                                                        

Sí, fue salvaje

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

“Los amamos, pero váyanse a casa y háganlo en paz…”. Después de varios días de atizar el fuego, luego de que éste era ya una realidad en el Capitolio, Donald Trump viró. Demasiado tarde. Su audacia llevó a la muerte de una mujer que recibió disparos en la violenta irrupción. Era seguidora suya. Las imágenes son históricas. La que se ha presumido, sino como la mejor, al menos sí como una de las más sólidas democracias del mundo, ayer fue camino a una colisión. Un Senado tomado por quienes ondeaban la bandera confederada, ésa que le recuerda a los Estados Unidos un pasado antiderechos y de profunda segregación, se convirtieron en imagen global, en el ejemplo más claro del resultado de los discursos de división y odio.

“El día de hoy es un doloroso recordatorio de cuán frágil es la democracia (…) Las palabras de un presidente importan: en su mejor expresión, pueden inspirar; en la peor, incitar (…) Esto no es una protesta, es una insurrección…”, dijo Joe Biden minutos después de las tres de la tarde, cuando el Capitolio ya ardía, cuando los supremacistas ya se paseaban por la sala donde se realizaba la sesión solemne, cuando la policía ya había encañonado a los manifestantes, en una de esas postales que sólo creíamos parte de una novela distópica. Estados Unidos contra Estados Unidos y en el corazón de su República.

Donald Trump lo advirtió. Sí, fue un miércoles salvaje. Desde temprano le reiteró a Mike Pence, el vicepresidente que debía certificar la victoria de Joe Biden, que le celebraría si desistía de hacerlo. Aquel respondió en una carta difundida minutos antes de iniciar la sesión interrumpida que no lo haría. Apeló a su papel constitucional y afirmó que no tenía la facultad para determinar qué votos contaban y cuáles no. Ahí murió la última posibilidad legal, si así puede llamarse, para Trump y su narrativa del fraude electoral. Aunque al momento de pedir a sus seguidores que regresaran a casa, que terminaran con las movilizaciones a las que él había convocado, siguió soplándole al fuego: “Sé que están heridos. Tenemos una elección que nos fue robada, y lo saben, especialmente del otro lado (…) Es un momento difícil, nunca hubo un tiempo así, donde algo así pasó, que algo fue robado, a todos, a ustedes, a mí, al país. Fue una elección fraudulenta…”. Trump, solo, ya sin el respaldo de su vicepresidente, sólo le quedan aquellos dispuestos a romper barricadas. Se le disolvieron incluso sus redes sociales. Twitter borró tres publicaciones de su cuenta ante el riesgo de que generara más violencia y dejó de manifiesto una advertencia de la suspensión definitiva. YouTube borró ese mensaje que dirigió a su base, hoy sus únicos aliados. Porque a pesar de que previo a la irrupción, senadores en Arizona dieron su respaldo al cuento del fraude, el rechazo del vicepresidente, quien definiría todo, estaba ya anunciado.

Para las siete de la noche (hora de México), los congresistas habían regresado ya al Senado. La certificación de la victoria de Biden es inminente. La policía rodeaba el recinto. El mensaje de los exsecretarios de Defensa habría funcionado, tal vez. Trump se quedó solo con su base, esa capaz de incendiar, sí, pero no que fue tan fuerte siquiera para seguir con la estrategia de negociación que el republicano intentó como último recurso, esa colisión de varias horas.

La era Trump se acaba el 20 de enero próximo. Termina su mandato, pero a él le quedan las secuelas de sus propios actos. Ya ayer pedían acatar la enmienda 25 y destituirlo.  Tras la reanudación de la sesión, James Lankford, senador republicano por Oklahoma subrayó que, a pesar de las diferencias con los demócratas, su papel es construir consensos y pintó línea con lo ocurrido y convocado por Trump. No fue el único. Sí, Trump prometió un miércoles salvaje. Lo tuvo su país y el mundo fue testigo de eso, pero también el mundo, y su país, verán cómo la historia lo acomoda en el lugar correcto.

Comparte en Redes Sociales