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Rojo

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

“Estamos en alerta por covid-19 (…) Nosotros queremos fortalecer más allá del color del semáforo este llamado a la ciudadanía, por eso decimos que estamos en alerta por covid-19, en emergencia por covid-19 en la ciudad. Se demostró que en esta semana hubo disminución de movilidad en varias alcaldías y hacemos un llamado a una participación mayor (…) Estamos haciendo un llamado urgente a la población (…) Hoy, de nuevo, es quedarse en casa y no realizar fiestas, por muchos meses dejamos de hacer el llamado a quedarnos en casa. Sí hay un cambio y es este cambio en donde estamos apelando a la conciencia ciudadana, a la participación ciudadana…”.

Palabras de Claudia Sheinbaum. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México no ha descansado ni ha dirigido su estrategia contra covid-19 según la agenda de nadie ni de nada que no sea la salud de quienes habitan en la capital. Sin denostar el trabajo de nadie, ha encontrado las vías para robustecer los mecanismos que permitan, no sólo aumentar las pruebas, sino también dar seguimiento a los contagios. Aquí lo dijimos ayer. Es importante volver a recordarlo. Por primera vez en 500 años, no hubo millones de peregrinos en la Basílica para cantar Las Mañanitas a la Virgen de Guadalupe. Una pandemia, ésa que se ha apoderado de todo, hasta de nuestra conversación, obligó a poner un cerco para impedir la llegada de los fieles. La fe y las ganas de demostrarla jamás habían representado un riesgo para los mexicanos como ahora. Una decisión difícil, tomada en consenso con autoridades eclesiásticas, pero necesaria para subrayar que lo que hoy importa es ponernos a salvo.

“Se ha demostrado en otros países del mundo y hay diversos artículos científicos que así lo prueban, que más allá de las características del invierno y la sensibilidad que hay frente a la enfermedad en esta época de mayor frío, una parte muy importante se debe al incremento que hubo de fiestas y reuniones familiares, en donde es natural que haya habido, en el sentido de que estamos hartos de estos 9 meses, 10 meses de pandemia…”, dijo también la jefa de Gobierno en su conferencia de este viernes.

La víspera de la Navidad y las reuniones tradicionales son un foco rojo que se enciende más cada vez que se ignoran las medidas sanitarias. El aumento de las hospitalizaciones, ¡las más de 111 mil muertes en el país, carajo!, obliga a pensar más allá de la necesidad de que un semáforo epidemiológico nos dé la pauta de acción. Aun así, Claudia Sheinbaum envió ayer el mensaje que algunos esperaban. Ese rojo que apareció en su conferencia sin ser expresado, en su suéter, en su cubrebocas, como señal para aquellos que aseguran necesitar una declaratoria para, ahora sí, acatar las restricciones. Un autoengaño que se comprueba todos los días y en todas partes del mundo, porque, a pesar de las restricciones, hay quienes siempre encuentran la forma de burlarlas.

Y si esperan a que les digan que estamos en rojo, tan sólo vean las cifras, lean las historias de mexicanos que no vencieron el virus, escuchen a las familias que han vivido de cerca la pandemia, vean los rostros de los trabajadores de la Salud que no descansan. Ahí está ese rojo que absurdamente necesitan escuchar. Con el color que sea, no olvidemos que hoy lo único que nos protege es el uso de cubrebocas, la sana distancia, el quedarnos en casa. Entendamos que estamos en medio de una emergencia.

 

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