Logo de Excélsior                                                        

Nuestro cuerpo, nuestra revolución

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

  • Michelle Rodríguez, una estupenda actriz mexicana que ha roto un techo: llegar a la portada de Marie Claire.

 

La portada: bellísima. Y hoy, más bella aún, porque nos ha traído a un lugar que nos obliga a hablar de lo que siempre ha estado ahí, pero que no hemos sido capaces de reconocer: somos una sociedad gordofóbica, que odia a la gente que tiene sobrepeso y que se ha construido toda una cultura al respecto. Aquellos que señalan, pero también quienes en algún momento de nuestra vida hemos reaccionado a ese dedo inquisidor. Y qué esperanzador es que hoy una revista de moda (golpe para aquellos que también creen que los debates y conversaciones que reconstruyen sólo llegan de mesas de la academia) ponga en evidencia, éste sí, un defecto.

“¿Por qué estoy en una revista, en la portada de una revista, si me veo como me veo?, porque soy esta persona (...) Y si estoy ahí, es porque ahí merezco estar (...) No porque éste sea mi cuerpo yo tengo que sentirme mal, al contrario, éste es mi cuerpo y puedo hacer esto…”, el mensaje contundente, inspirador, es de Michelle Rodríguez, una estupenda actriz mexicana que ha roto un techo: llegar a la portada de la edición nacional de Marie Claire. También es su respuesta a los comentarios negativos que recibió por ser ella una persona orgullosa de su cuerpo: “Dicen que no me veo bien, que estoy gorda y que esto no debe pasar; que estamos romantizando la obesidad; que qué asco, que por qué yo estoy en una revista si me veo como me veo…”.

Y Michelle no ha sido la primera, no será, por fortuna, la última. A nivel global varias mujeres han hablado fuerte y con razón de la necesidad de representación, de los efectos negativos que esto tiene cuando hablamos de la diversidad de cuerpos. ¿Una persona con sobrepeso está enferma? No, como tampoco una persona esbelta refiere perfecta salud. La configuración de los cuerpos no resta o añade valor como personas. En lo absoluto, pero la percepción que de esto tenemos y expresamos, sin duda retrata con mayor nitidez los conceptos con los que miramos al mundo. Tanto se ha levantado a partir de la mentalidad gordofóbica, que incluso como política pública se reduce a la obesidad como un padecimiento que se resuelve con cultura de la alimentación.

Hace unos meses, Herly, una influencer que, además, satiriza a ese macho que cohabita con todas las fobias, recibió insultos cuando una marca, la más importante en la industria deportiva en el mundo, la eligió como una de sus embajadoras. ¿Cómo es que Nike ponía pants y tenis sobre alguien que no cumple con los cánones impuestos (y que cada vez lucen más rebasados)? Sencillo: porque todos podemos hacer actividad física, creer que no es así es vivir en una absurda paradoja, en una contradicción.

“Si mi salud estuviera mal, aun así, siendo una mujer enferma también soy digna de ser portada de una revista…”, sentenció Rodríguez en su mensaje. Agregó: “Esto es para todes nosotres, ahí vamos abriendo puertas y que la representación es importante y la representación está sucediendo (...) Reconozco mis defectos y los abrazo, no sólo los físicos (...) Mi cuerpo no es una batalla, mi cuerpo es una revolución…”.

  •  

Y la revolución también implica cambio, respeto por la otredad: mirar al otro con la valía que esperamos recibir, ésa que se configura por las razones correctas.


 

 

Comparte en Redes Sociales