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La vacuna

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 

 

Histórico, otra vez. La presencia y el compromiso de la iniciativa privada para con el país ha quedado de manifiesto en lo que hemos visto en los últimos meses en México.

Ahora es la Fundación Carlos Slim que, sin fines de lucro, apuesta casi a ciegas, con las pocas certezas que hoy le ofrece la ciencia que, si bien está fincada en datos esperanzadores, no tendrá la última palabra, ésta sí irrebatible, hasta que se revelen los resultados de la fase III de pruebas de la vacuna que desarrolla el Reino Unido, la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca, y que se prueba en al menos tres puntos del mundo.

“Vamos a informar sobre la posibilidad de tener esta vacuna para enfrentar el covid-19 (...) Es realmente algo excepcional que nos va a ayudar mucho a que se mantengan la esperanza, a que se acabe la incertidumbre (...) Todos los mexicanos van a tener acceso a la vacuna, no debe haber preocupación para la gente más pobre, tienen garantizada la vacuna no se van a quedar al final, ya sabemos que por el bien de todos primero los pobres, los adultos mayores, los médicos, las enfermeras...”, dijo ayer Andrés Manuel López Obrador en la conferencia en Palacio Nacional, donde se hizo oficial el anuncio adelantado una noche antes por Alberto Fernández, presidente de Argentina.

México será parte de ese protocolo que hará que la vacuna con mejores pronósticos, de las varias en la mira de la Organización Mundial de la Salud, llegue a esta región del mundo. Excepto en Brasil, que camina a su propio ritmo e intereses, Latinoamérica tiene asegurada su dotación de vacunas contra la covid-19 una vez que sea aprobada. De la “AZ1222”, México y Argentina tendrán a cargo su producción y distribución en colaboración con la Fundación Carlos Slim.

Una vez concluido el registro sanitario y recibir la autorización de Cofepris, se producirían entre 150 y 250 millones de vacunas. De tener resultados positivos, el proceso de manufactura iniciaría para el primer trimestre de 2021. El laboratorio argentino mAbxience sería el encargado de fabricar la sustancia activa de la potencial vacuna, mientras que el mexicano Liomont completará el proceso de acabado y empaquetado.

“En vez de que la vacuna llegase en un año, se adelanta seis, siete meses, y esa diferencia es todo, para la economía, para la salud, para todo...”, explicó Marcelo Ebrard, el canciller que una vez más da la cara por nuestro país para hacerlo parte de la dinámica mundial.

La participación de México en esta cadena de producción nos incluye en los procesos que permitirán el acceso oportuno y suficiente de la podría ser la vacuna que nos regrese el ritmo que conocíamos previo a la pandemia.

Pasó con la estrategia para evitar que el sistema hospitalario colapsara. Pasó con la planeación del regreso a clases. Hoy, con la posibilidad de hacer de México una parte activa en la respuesta a la pandemia. La iniciativa privada demuestra una capacidad de respuesta y compromiso que, aún en Palacio Nacional sería imposible de regatear. 

 

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