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Infancia desprotegida

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

 Es la fase por la que todas y todos pasamos: los años de profunda inocencia, pero de inmensos sueños. Cuando el miedo nace a partir de situaciones inesperadas, pero tam­bién cuando la fuerza llega y nos convierte en seres invenci­bles. Es la infancia, a la que hoy, ya de adultos, en ocasiones añoramos regresar para advertir que debemos aprovechar al máximo esas emociones, porque ya no regresan, no al menos con la misma intensidad. Son años que todos mere­cemos, que nadie debe arrebatarnos ni corromper, porque son también un periodo de construcción y descubrimiento. Sin embargo, hoy 30 de abril de 2022, más de 16 mil 300 niñas, niños y adolescentes mexicanos no podrán celebrar el Día del Niño junto con sus familias, ese faro de luz y guía incomparable.

“Las niñas, niños y adolescentes no le faltan nada más a sus familias, nos faltan a todo México, niñas, niños y ado­lescentes son la tercera parte de la población en el país y toda niña, todo niño, todo adolescente que se pierde es una responsabilidad compartida…”, le dijo Tania Ramírez, directora ejecutiva de la Red por los Derechos de la Infancia en México a mi compañero Abraham Nava.

“Cuando hablamos de derechos humanos es el Estado quien está obligado a respetar, garantizar, incluso promo­ver y, por supuesto, proteger los derechos humanos, eso no quiere decir que en tanto la au­toridad responsable sea el único actor capaz de hacer algo, desde la sociedad y de la ciudadanía, por supuesto, que se puede ha­cer algo…”, agregó.

Y en nuestro país, no sólo se trata de infancias desaparecidas, también de aquella otra que no está protegida en las leyes. Hace apenas unos meses escuchamos al Presidente “justificar” la venta de niñas en Guerrero: “La com­batiremos, pero es la excepción”, una frase en entredientes para evitar un escándalo mayor, pero un tema que para el mandata­rio encuentra argumento en los usos y costumbres. Año 22, del siglo XXI y apenas, a-p-e-n-a-s, se aprobó una ley para prohibir el matrimonio entre menores o en­tre un menor y un adulto. Apenas. Aún faltan legislaciones que ase­guren que, por ejemplo, una niña víctima de una agresión sexual podrá decidir sobre su cuerpo en caso de quedar embarazada. También hacen falta leyes y programas socia­les que reduzcan la dolorosa tasa de menores que terminan en las filas del crimen organizado, 30 mil, según el último informe de Reinserta.

México y sus gobiernos le siguen fallando a la niñez. Nos toca a todos, en la medida de lo posible, darles la mano, enseñarles que este país, que este planeta los espera.

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