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Espejo europeo

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Hace una semana, Europa regresó como epicentro mundial de la pandemia. Rebasó a nuestro continente en el número de casos, más de 200 mil por día. Previamente había comenzado su reapertura. Poco a poco, las actividades se reanudaban en distintos países. Aunque como lo alertó la OMS, un desconfinamiento apresurado provocó lo que era evitable: una nueva ola de casos. Y a esto se sumó otro factor. Un estudio elaborado en varios países de la UE afirma haber detectado una mutación del SARS-CoV-2, presuntamente originada entre trabajadores agrícolas en España.

La nueva cepa, llamada 20A.EU1, habría sido encontrada en 8 de cada 10 casos positivos en ese país y Reino Unido, en 6 de cada 10 en Irlanda, y en 4 de cada 10 en Suiza y Francia, según reportó Financial Times. Así, mientras los distintos proyectos de vacuna buscan la fórmula efectiva para combatir al virus que causa el covid-19 desde diciembre pasado, ya hay en fila nuevas versiones que se transmiten con la misma facilidad o tal vez con más.

Este jueves, España sorprendió con la extensión del estado de emergencia. No semanas o un mes, sino medio año. Se van hasta mayo de 2021, con la promesa de un nuevo análisis en marzo próximo. Sus médicos iniciaron huelga general. Sus ciudadanos están descontentos con las nuevas medidas impuestas, como el toque de queda. Pero también están esas postales de playas y plazas saturadas apenas hubo oportunidad de salir a la calle.

Francia es otro espejo. Se van a confinamiento por un mes, esos 30 días con movilidad limitada, causarán pérdidas cercanas a los 373 mil millones de pesos, según estimaciones del gobierno. Junto a España, este país es el otro territorio europeo más golpeado por la pandemia. Sus médicos han sugerido medidas más restrictivas o no se darán abasto.

Y en esos países, como en Alemania, Reino Unido o Italia, por mencionar algunos, los ciudadanos no han parado sus movilizaciones contra las restricciones. Todos quieren no enfermar, pero pocos están dispuestos a pagar el costo para lograrlo.

Lo vimos aquí en México hace un par de días. Más de 20 mil personas a lo largo del miércoles, se dieron cita en la Iglesia de San Hipólito en la CDMX. La fiesta anual a San Judas Tadeo se realizó en medio de la pandemia y del aumento de casos en los últimos días. Los fieles llegaron y olvidaron la sana distancia, con la seguridad de ser bendecidos por una inmunidad que, difícilmente, llegará.

La capital del país se ha mantenido en color naranja con alerta en el semáforo epidemiológico. Ahí estará una semana más, pero es posible el retroceso a rojo si los índices de hospitalizaciones aumentan como en los últimos días. Hoy sabremos si hay nuevas restricciones. Jalisco inicia hoy una dinámica nueva de emergencia. Por 14 días, las actividades en el estado estarán suspendidas a partir de determinados horarios. Aún con las medidas impuestas por Enrique Alfaro, desde inicios de la pandemia, el estado no logró llegar a semáforo verde, como ya lo hizo Campeche, y como la CDMX, está más cerca de unirse a Chihuahua, hoy la única entidad en rojo.

Desde luego que la responsabilidad de quienes están al frente de la pandemia está ahí, evitada y convertida en juego político; los costos eventualmente les llegarán y deberán pagar factura. Pero es un hecho también, que el cuidado del entorno inmediato nos corresponde a cada uno y aquí sí tenemos posibilidad de ser parte de una cadena de prevención que evite un aumento exponencial de contagios. Europa es espejo, veámoslo.

 

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