Logo de Excélsior                                                        

Encapsuladas

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

No hemos entendido nada. Las notas aún son que “encapuchadas” vandalizan, que las mujeres se manifiestan. Las pintas, las puertas, las calles cerradas. También la respuesta de las autoridades. Tanto tiempo con esto y tan igual la reacción, no importa en qué parte del país se realicen las movilizaciones.

Lo ocurrido en Cancún, Quintana Roo, sigue la narrativa de lo que sucede en todo México. Grave que las autoridades no abran puertas ni pongan mesas para el diálogo, pero sí ordenen operativos y disparos al aire en una ciudad tan densamente poblada como lo es aquel destino turístico. Balas, así sean de goma. Golpes, así vengan de agentes de corporaciones femeninas. Todo va en el mismo sentido: en la molestia por la manifestación de mujeres que sólo han salido a exigir, en el peor de los casos, su derecho a vivir y encontrar justicia.

Lo del lunes por la noche fue motivado por el feminicidio de Alexis. Tenía 20 años. Salió el sábado de su casa y ya no regresó. Su cuerpo fue hallado el domingo dentro de bolsas de basura. La despidieron ayer. Sin manifestaciones y en calma a petición de su familia. Unas 150 personas la acompañaron en su servicio funerario. Imposible imaginar lo que ahora vive su familia, que es lo que han vivido tantas otras en todo el país, esas otras que aún no encuentran a su hija, madre o hermana y quienes están en pie de lucha buscando justicia, castigo a quienes acabaron con la vida de su familiar y que es el camino que sigue a la familia de Alexis.

Tras la violencia generada en el operativo por este feminicidio en Cancún, cayeron dos funcionarios, uno a nivel local y otro del gobierno estatal. Al primero, Eduardo Santamaría, jefe de la policía en Cancún, lo acusaron de ser quien dio la orden de reprimir la manifestación. El segundo, Alberto Capella, quien estaba al frente de la Secretaría Seguridad Pública de Quintana Roo, se fue por un deber moral, aunque de paso afirmó que presiones de enemigos influyeron en su salida, personas que querían su cabeza y aprovecharon los hechos de Cancún para tenerla.

El Presidente de México, reprobó el operativo del lunes por la noche y tan-tán. Protestas contenidas, autoridades destituidas, vallas alrededor de monumentos y edificios ante posibles manifestaciones. Eso es todo lo que tenemos en respuesta a las protestas ante la violencia contra las mujeres, que no para.

A López Obrador le es suficiente descalificar la represión, aunque al mismo tiempo pide prudencia en las movilizaciones. ¿Y las acciones de su gobierno ante los diez feminicidios diarios que ocurren en el país? A las autoridades locales les basta con destituir, tener la fotografía que refiera que no toleran acciones fallidas y, más aún, altamente cuestionables. Tenemos la condena, la solidaridad entre dientes, la promesa de justicia… pero a las mujeres, ¿quién las atiende?

Aquella imagen de colectivas encapsuladas dice mucho del actuar de quienes tendrían que estar resolviendo un pendiente que llevamos años padeciendo. Quedamos encapsuladas: protesten, pero sin escándalo; porque de los feminicidios no se ocupa absolutamente nadie, sólo quienes salen a las calles pidiendo, que, ahora sí, éste sea un asunto prioritario en la agenda.

Comparte en Redes Sociales