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¿Autonomía?

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Si todo se trató de una lección, escogieron el peor de los expedientes o, al menos, la peor de las resoluciones. El general Salvador Cienfuegos ya duerme tranquilo, sólo le queda el mal recuerdo de lo que vivió en Estados Unidos a finales del 2020. Y esto cuesta hoy el descrédito de la que tendría que ser una de las más robustas y sólidas instituciones del país. Con la exoneración del exsecretario de Defensa, la Fiscalía General de la República invalida el trabajo hecho por los servicios de inteligencia en Estados Unidos. Sólo les costó dos meses echar atrás una investigación que lo llevó a la misma corte donde se resolvió el expediente de Joaquín El Chapo Guzmán y donde aguarda el de Genaro García Luna.

En su máximo de autonomía, la FGR resolvió que, en términos prácticos, la DEA mintió para fincar las acusaciones contra el general. Y para curarse en salud, el gobierno de México cree que haciendo públicas las 751 páginas del expediente hace un ejercicio íntegro de transparencia. Sin embargo, olvida que la justicia no toma forma ni en la exposición ni en la velocidad con la que es expedida. Porque las dudas de lo resuelto son muchas.

Según lo que se lee en el expediente, lo que para la DEA fue el contacto confirmado del general Salvador Cienfuegos, sólo era una treta del H9 para hacerle creer al H2 que hablaba con el entonces secretario de Defensa. El asunto es que la Fiscalía no detalla cómo es que llegó a esta conclusión, ni las razones por las que la DEA se “confundió”.

Con los antecedentes del trabajo de la inteligencia estadunidense, ¿qué tan improbable era que cometieran una equivocación de ese tamaño, más aún, que la llevaran a terminó con la detención en octubre pasado?

Si lo que la Fiscalía General de la República quería demostrar era autonomía, lo hicieron a costa del descrédito y lo grave es que en Palacio Nacional le dieron aval: “No porque se trate de agencias de otros países son poseedores de la rectitud y la justicia, y esto se fue creando por las autoridades mexicanas, y se fue creando que allá sí y aquí no...”, afirmó el Presidente un día después del arresto del exsecretario.

Y ayer, horas después de que se conoció la resolución de la FGR, López Obrador remató: “Hay que ver los tiempos, política es tiempo, esta situación se da en víspera de las elecciones en Estados Unidos (…) Se actuó olvidando que había un acuerdo y se trató, consciente o inconscientemente, de afectar la relación entre los gobiernos...”.

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Y con la notificación que México hizo a Estados Unidos sobre esta resolución se abre un nuevo capítulo. En víspera del inicio de la administración de Joe Biden, para los servicios de Inteligencia de EU nada está dicho: la mañana del viernes precisaron que se reservan el derecho a reiniciar un procedimiento contra el general Cienfuegos. Lo que costaría que allá sí avanzaran y enjuiciaran lo que aquí, una FGR ya autónoma, no pudo lograr. Más escándalo que esto se da a la par de las declaraciones del embajador Christopher Landau. Insisto, si la FGR quiso demostrar su autonomía, resolvió a un costo que será muy difícil saldar, pues la decepción llegó incluso a figuras fieles a la Cuarta Transformación.

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