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¿Asilo es lo que busca Maduro?

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

Arrinconado. Al paso de los días, a Nicolás Maduro se le reduce el espectro de maniobra. Han transcurrido apenas dos semanas desde que las calles de Venezuela se llenaron de ciudadanos para, tras años de lucha, abrazar la figura de Juan Guaidó como su nuevo mandatario, el que los llevará al tránsito de una vida democrática. Maduro, a su manera, jamás sensata y siempre soberbia, reta a quienes se han pronunciado en su contra, pero cada vez son más evidentes sus llamados de auxilio. El último lo hizo ayer, al pedirle al Papa Francisco que interceda para que dirija un diálogo que resuelva la crisis venezolana. No fue el único pataleo en estos días. Tras la movilización del sábado pasado, aseguró que está dispuesto a llamar a elecciones para renovar la Asamblea Nacional, olvida que es justo ésta la que no lo reconoce. Mientras algunos mandos del Ejército aún brindan apoyo a su gobierno, otros han hecho llamados contundentes a dar respaldo a Juan Guaidó, el último fue Francisco Yáñez, un general de aviación que se convirtió en el militar en activo de más alto rango en dar un giro de 180 grados. Las fuerzas castrenses venezolanas recibieron ayer un nuevo llamado para apoyar la transición, esta vez del Grupo de Lima.

En 48 horas iniciará en Montevideo la Conferencia Internacional convocada por México y Uruguay, bajo la línea trazada desde Naciones Unidas; pero no sabremos cuál será su alcance si ya son al menos 40 países quienes han reconocido a Juan Guaidó. Acaso será una barrera para impedir que más sangre se derrame en las calles de Venezuela. A excepción de Italia, la Unión Europea cumplió con los términos del ultimátum dado a Maduro: al no convocar a elecciones, del otro lado del Atlántico dan a Guaidó el carácter de mandatario. Esto, a pesar de la respuesta del régimen, sobre que no caería en provocaciones. Sin embargo, el arrinconamiento a Maduro se agudizó desde antes del mensaje de la Unión Europea. El Banco de Inglaterra se negó a entregarle cerca de mil 200 millones de dólares en lingotes de oro, aceptando así la solicitud de Guaidó para congelar los activos venezolanos depositados en bancos extranjeros. Lo mismo ocurrió en Estados Unidos, aunque el gobierno de Trump fue más allá y le dio a Guaidó libertad para el manejo de los recursos de su país que se encuentran en instituciones financieras estadunidenses.

Sin embargo, con todo y el estrecho margen de acción, la sombra del conflicto militar transnacional no se disipa. La necedad hace a Maduro declarar que la mejor manera de encontrar la paz (lo que sea que esto signifique para él) es prepararse para una guerra: “no va a entrar ningún soldado invasor, ni que este país no tuviera quien lo ame, quien lo defienda...”, como sentenció ayer en Caracas. Al mismo tiempo, desde Washington, Donald Trump asegura que todas las opciones están sobre la mesa, incluida la invasión de su milicia. Hasta Guantánamo ha sido mencionado como un posible destino para Maduro. Y justo esto genera la pregunta sobre lo que sucedería con el todavía presidente para menos del 20% de venezolanos.

¿Será Rusia? ¿Turquía? ¿China? ¿Cuál de los países que aún lo reconocen se ofrecerá como sede para su exilio? A él y a Diosdado Cabello, el otro gran sátrapa y asesino del régimen bolivariano. Con el paso de los días y la suma de opositores, a Nicolás Maduro se le acabarán las opciones y, como líder autócrata, dejará de preocuparse por su movimiento para sólo enfocarse en salvarse a sí mismo. Porque al final, es lo único que le importa: garantizar que nada malo le sucederá, a pesar de todo el daño que ha provocado a millones de personas. ¿Tendrá ya bajo la manga un plan B? ¿Ese plan B es condicionar su salida? ¿Esas condiciones las marcará en dólares? ¿En lingotes de oro? ¿Qué país asumirá los costos al recibirlo casi en calidad de refugiado? Esta podría ser la negociación que se realiza por debajo de la mesa sobre la que Maduro golpetea cada día con menos fuerza, pero mayor brutalidad y desesperación.

ADDENDUM. Anoche platiqué en Imagen Radio con Lorent Saleh, uno de los activistas que fue preso durante el régimen de Nicolás Maduro y quien, gracias a sus premios recibidos en Europa por su trabajo en favor de la libertad y los derechos humanos, pudo ser liberado y asilado por el gobierno español de Pedro Sánchez. Desgarrador testimonio de principio a fin. En las páginas de este mismo diario aparece parte del mismo. No deje de leerlo.

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