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2030: once años

Yuriria Sierra

Yuriria Sierra

Nudo gordiano

2030 es la fecha. Es el “Año D”. Para entonces seremos más de ocho mil 500 millones de personas en el mundo, estima Naciones Unidas. Detalla que nueve países concentrarán al menos el 50% del crecimiento poblacional en los próximos años: India, Nigeria, República Democrática del Congo, Pakistán, Tanzania, Estados Unidos, Uganda e Indonesia. Según el último reporte anual de población mundial de la organización, para ese año, seremos mil millones de seres humanos más habitando este planeta.

Además, en 2030 vencerá el plazo para que gobiernos en el mundo eviten consecuencias catastróficas por el cambio climático, advierte también la ONU. De no haber acciones efectivas y contundentes comenzarán los incendios forestales, inundaciones y la escasez de alimentos alrededor del orbe. El primer paso sería detener el aumento de emisión de gases de efecto invernadero. Después, la meta sería reducirlo a cero en 2050, pero esto implica cambios radicales en la industria energética y de transporte, en la planeación urbana y, desde luego, en el crecimiento demográfico.

En suma, de seguir la tendencia actual, para 2030 el mundo no habrá reducido los índices de pobreza extrema como lo había planeado. El Banco Mundial asegura que no hay condiciones en el planeta para alcanzar la meta de llevar este porcentaje por debajo del 3 por ciento. Para 2030, nueve de cada 10 personas extremadamente pobres vivirán en África, ese continente que, como ya dijimos, concentrará gran parte del crecimiento poblacional los siguientes once años.

Más gente. Más pobreza. Y más grande aún la brecha que permita, ya no digamos progreso ni fomento de la movilidad social, sino atender las necesidades mínimas. No sólo de alimentación y estudios, incluso también en términos laborales. Para 2030, al menos 28 millones de trabajos serán ocupados por robots. Las personas más afectadas, quienes tendrán cada vez menos oportunidades de trabajo, serán aquellas con labores repetitivas, las que mantienen a flote a la población más vulnerable.

2030, el año de los muchos pronósticos y los tantos, tantísimos retos, todos ellos anunciados: “Cuando la ingeniería genética y la inteligencia artificial revelen todo su potencial, el liberalismo, la democracia y el mercado libre podrían quedar obsoletos como los cuchillos de pedernal, los casetes, el islamismo y el comunismo (...) El problema crucial no es crear nuevos empleos. El problema crucial es crear nuevos empleos en los que los humanos rindan mejor que los algoritmos (...) La transferencia de la autoridad de los humanos a los algoritmos se está dando a nuestro alrededor, no como resultado de alguna decisión gubernamental crucial, sino debido a una avalancha de decisiones mundanas...”, anotó Yuval Noah Harari en Homo Deus: una breve historia del mañana.

En 2030, seremos 147 millones de mexicanos, calcula la ONU. Para ese año, y ante tal aumento demográfico, necesitaremos, por ejemplo, 16 millones de metros cúbicos de agua potable adicionales, si deseamos tener cubiertas nuestras necesidades más básicas. ¿Qué hacemos para evitar que estos pronósticos nos alcancen y se conviertan en una realidad? ¿Cuál es el cruce entre las políticas públicas dirigidas a la economía, al medio ambiente, al crecimiento demográfico? ¿El futuro que se planea está parado ahí o es por eso que todo luce tan desalentador? Sólo nos quedan once años.

 

*Este espacio se tomará un descanso, pero no hasta el 2030. Regresamos el próximo martes.

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