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UNAM sin violencia y con Graue

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

Algunas veces he visto con sorpresa en las noticias de la noche o de la primera hora de la mañana algún suceso violento como los tristes hechos dados a conocer esta semana. Participé en el movimiento del CEU de 1986, en ese entonces estudiaba la licenciatura de sociología en la FES Acatlán, y no recuerdo, de ninguna forma, que el movimiento haya tenido desencuentros de violencia física entre universitarios; sí los hubo por cuestiones ideológicas, algunos nos identificábamos con la postura radical y otros con la moderada del movimiento, pero eso no era obstáculo para salir juntos a marchar o para realizar cualquier actividad que se necesitará.

A diferencia de esas fechas, hoy el ambiente que se percibe es de confrontación entre quienes luchan por la libertad de expresión (CCH Azcapotzalco con su mural borrado), los que luchan contra la violencia (CCH Oriente contra el lamentable asesinato de la joven Miranda Mendoza) y aquellos que no sabemos por qué (al menos no lo sé yo) aceptan el denigrante papel de porros. No sabemos quién está detrás de esto, pero lo que sí es cierto es que lo que aconteció el lunes resulta extraño y fuera de lugar de la vida cotidiana de la Universidad.

La agresión contra el estudiante Joel Meza nunca jamás debe volver a repetirse. Mucho menos debe aceptarse, ni siquiera imaginariamente, que, mediante estos cobardes actos, se pretenda hacer renunciar al rector de la Universidad como se ha escuchado decir a algunas voces. Apoyo a Enrique Graue porque fue electo conforme a las reglas universitarias. No lo conozco más allá de haber ido junto a él en la marcha contra Trump en febrero de 2017. Esos dos hechos me bastan para pedir, no sólo a los universitarios y maestros, sino también a aquellos que hoy ostentan el poder político por decisión popular, que se pronuncien porque en la Universidad se respete el Estado de derecho, se apoye el combate a la violencia y, sobre todo, se respeten los derechos humanos de los estudiantes.

No puede seguir pasando casi desapercibido cuando asesinan a algún estudiante o maestro fuera o dentro de las instalaciones, somos una comunidad solidaria, libre y justa y requerimos de la solidaridad de los sectores que se dicen progresistas y, sobre todo, del pronunciamiento de aquellos que ahora encabezan los poderes de la nación. El rector no está solo, la UNAM no está sola y mucho menos sus estudiantes, porque cuentan con el apoyo de aquellos que nunca olvidamos que, sin esa casa de estudios, nunca hubiéramos sido nada.

Sin lugar a dudas, ha sido acertado expulsar a los alumnos identificados como porros, no estoy de acuerdo en que se hayan difundido sus nombres, pero tampoco comulgo con la impunidad que prevalece. Necesitamos que la Procuraduría de Justicia investigue los hechos y castigue penalmente a quienes, desde el anonimato, auspician de alguna forma a estos grupos violentos. Deben ir a la cárcel aquellos que, desde el poder político y económico, financien o utilicen a los jóvenes que operan de forma violenta. Por otra parte, también debe ponerse orden respecto de la venta de drogas dentro de las instalaciones no sólo de CU, sino de todos los planteles de los Pumas. Además, deben rescatarse los espacios de convivencia cotidiana, los jardines y pasillos de la UNAM deben ser los caminos por donde transite de forma segura, feliz y sin ningún obstáculo cualquier joven, hombre o mujer que sea estudiante o visitante de nuestra comunidad.

 

Maestra en derecho constitucional por la UNAM

ruthzavaletas@hotmail.com

 

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