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México-EU: tratado y el trato

Ruth Zavaleta Salgado

Ruth Zavaleta Salgado

Zurda

La visita del presidente Andrés Manuel López Obrador a su homólogo de los Estados Unidos de América (EU), Donald Trump, resulta natural si consideramos que la gran mayoría de los expresidentes lo han hecho y si se mira desde el contexto de la relación comercial y la entrada en vigor del nuevo T-MEC (1º de julio del 2020). Pero el encuentro entre los dos titulares del Poder Ejecutivo generó controversias y opiniones encontradas porque se dio en el preámbulo de la contienda electoral presidencial, que se realizará en noviembre en EU.

El Tratado de Libre Comercio surgió en 1994 y se ha reestructurado hoy como T-MEC con la inclusión del comercio digital, las modificaciones en el sector automotriz y la posibilidad de mayor ingreso de los agricultores de Estados Unidos a Canadá.

Según datos de la Secretaría de Economía, México tiene firmados 13 acuerdos de libre comercio con 50 países, sin embargo, más del 85% de las operaciones comerciales son con Estados Unidos y Canadá. En ese contexto, el T-MEC justificaba el viaje del Presidente de México a EU porque se ha convertido en un factor importante ante la crisis económica que ya se empezaba a sentir a principios de año y que se potenció exponencialmente por la pandemia del covid-19.

El acompañamiento de empresarios como Carlos Slim, Ricardo Salinas y Olegario Vázquez Aldir en la visita presidencial a EU, evidencia el respaldo y expectativa que ha generado, aunque ahora sólo falta que el gobierno mexicano pueda instrumentar los cambios que implica para que rinda sus frutos, por ejemplo, la reorganización de las cadenas de valor y la necesidad de acercar oferta y demanda.

No obstante que el T-MEC fue una buena justificación, lamentablemente, contrario a lo que se hubiera deseado desde una perspectiva de izquierda, la agenda de la reunión no incluyó temas de fondo como el migratorio y, principalmente, los derechos de los trabajadores del campo ante los efectos de la pandemia del covid-19. Mucho menos se incluyeron temas como el de la violencia, venta de armas y drogadicción. Se entiende que son asuntos espinosos que pueden confrontar y generar discrepancia entre los dos gobiernos, pero, también, son indispensables para lograr una relación digna. Por el contrario, lo que escuchamos de voz del presidente López Obrador fue un condescendiente discurso de reconocimiento a Donald Trump, quien busca la reelección del cargo y, en este momento, su popularidad está disminuida por el impacto de diversos factores, por ejemplo, la forma en que reaccionó ante las manifestaciones masivas de la comunidad afroamericana por el asesinato de George Floyd. Incluso, The New York Times ha señalado que en 17 estados en donde se incluyen votos decisivos, como Texas, Michigan y Pennsylvania, las preferencias electorales están a favor del demócrata, Joe Biden.

Cabe mencionar que este no es el primer encuentro controvertido entre los titulares del Poder Ejecutivo de ambas naciones. Los expresidentes Carlos Salinas de Gortari y Enrique Peña Nieto pasaron por lo mismo. En el primer caso, con George Bush; en el segundo, con el propio Donald Trump cuando vino a México en el 2016 siendo aún candidato. En ese entonces, diversos integrantes de Morena y otras fuerzas políticas, incluido el PRI, pidieron la destitución de Luis Videgaray, secretario de Hacienda, por ser el responsable de esa visita.

Incluso, uno de los mayores críticos de ese encuentro entre el entonces candidato Trump y el expresidente Enrique Peña Nieto fue el ahora presidente Andrés Manuel López Obrador, quien, en enero del 2017, en una entrevista en Univision, señaló como uno de los errores del gobierno mexicano el haberse involucrado en la campaña electoral de EU. También se puede leer en su libro Oye, Trump, otro fuerte cuestionamiento a Peña Nieto por permitir “…la insolencia y el ultraje del mandatario de Estados Unidos en contra de nuestros connacionales”.

En la visita de esta semana, fue el candidato demócrata, Joe Biden, quien le recordó al presidente López Obrador el uso político de ese discurso de odio contra la comunidad migrante en el 2016, cuando el presidente Trump, de forma racista, etiquetó de violadores a los mexicanos y de forma constante amenazó con obligar a México a pagar el muro.

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