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Medicinas contra el cáncer, ¿sabotaje y negligencia?

Ruth Rodríguez

Ruth Rodríguez

En el quirófano

Desde hace un año autoridades federales de distintos sectores detectaron que camiones que transportaban medicinas para tratar el VIH-sida y el cáncer estaban siendo asaltadas en diferentes partes del país. Y desde entonces comenzaron a resguardar el traslado y las bodegas donde se almacenaban estos productos que habían sido negociados a precios preferenciales.

Entonces, ¿por qué se descuidaron las medicinas contra el cáncer que fueron robadas de la empresa Novag en la Ciudad de México?

En el gobierno federal no cabe duda de que hay “mano negra” en el robo de las 37 mil 956 piezas de medicamentos oncológicos  y que alguien busca generar desestabilización en este rubro tan sensible. Y quizá tengan razón.

Justo hace un año, el 16 de octubre de 2019, en esta columna dábamos cuenta de que las autoridades de salud andaban inquietas porque habían detectado algunos incidentes en el traslado de medicamentos que les daban muy mala espina pues, siendo mal pensados, parecían sabotajes para hacerlos quedar mal y que se generara un desabasto de fármacos clave para enfermedades como el VIH-sida y el cáncer infantil.

En esa columna reportaba que una camioneta que se dirigía hacia el sur del país y transportaba dolutegravir, una medicina de última generación altamente efectiva para disminuir la resistencia del VIH-sida, que se vende en Estados Unidos en tres mil dólares y en Canadá en tres mil 500 dólares, pero que México consiguió en 85 dólares, fue sacada de la carretera por otro vehículo en un aparente accidente.

La camioneta volcó. Pero cuando la policía llegó al lugar, las cajas de las medicinas habían sido abiertas y rasgadas para dejarlas inservibles.

El segundo caso, que reportaba hace un año, ocurrió con el ahora famoso metotrexato, que se utiliza para las quimioterapias de los niños con cáncer y que, ante la suspensión que sufrió laboratorios PiSA y el desabasto del mismo, tuvo que ser comprado a un laboratorio inglés y traído desde Francia.

Dicha medicina fue almacenada por una empresa que se contrató para tal fin. La sorpresa fue que de manera imprevista un grupo de supuestos policías llegó a las bodegas con un oficio para trasladar el medicamento.

Ante lo inusual de la medida, en esa ocasión, la empresa tocó base con las autoridades correspondientes, quienes de inmediato pidieron el apoyo a la Policía Federal para resguardar la bodega. El oficio era falso. Querían robar el metotrexato.

Por eso uno no se explica por qué unos medicamentos como los que fueron robados la semana pasada, tan escasos y de tanto valor para los niños con cáncer, no hayan sido resguardados. 

Sin duda se debe ubicar y sancionar a los responsables del robo, del sabotaje. ¿A quién le conviene robar o destruir medicinas que no se pueden comercializar en el mercado ilegal? Pero también se tiene que hacer una revisión de lo que falló dentro del propio gobierno. No es posible que, a sabiendas de que estaban enfrentando este tipo de acciones, no hubieran tomado medidas preventivas.

 ABATELENGUAS

Hasta el laboratorio Sanofi Pasteur está sorprendido por la gran demanda que ha tenido la vacuna contra la influenza, tanto en el personal de salud como en la población en general.

Por ejemplo, Alejandrina Malacara, directora médica de este laboratorio, comenta que en el Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán, en sólo diez días, el 70% del personal se vacunó.

De las 35 millones de dosis que el gobierno compró a esta empresa, han llegado 14 millones de dosis, por lo que se espera que los siguientes lotes sean entregados en las próximas semanas.                                                                                             

 BAJO EL MICROSCOPIO

Si José Alonso Novelo, titular de la Cofepris, mantiene una sana distancia con la industria farmacéutica y no les acepta invitaciones ni para reuniones públicas o en privado, en el gabinete hay otros que llenan esos espacios. Y, si no, pregúntenle al jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, y al canciller Marcelo Ebrard, a quienes cada vez se les ve más cercanos a estos sectores.

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