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Etiquetado contra la pandemia de obesidad

Ruth Rodríguez

Ruth Rodríguez

En el quirófano

México tiene puestos encima los ojos de otros países, pero no sólo por el número de casos y muertes por covid-19, sino por el nuevo etiquetado frontal de advertencia en bebidas y alimentos ultraprocesados que entrará en vigor, en una primera etapa, a partir de octubre del presente año.

Si bien el manejo de la crisis por covid-19 ha generado muchas críticas, la realidad es que a esta administración hay que reconocerle la implementación del etiquetado, que busca disminuir otra pandemia en el país: la de la obesidad, que está vinculada con prácticamente todas las enfermedades crónicas por las que fallecen los mexicanos.

Porque, hay que ser claros, el etiquetado no se hubiera logrado con otro Presidente que no fuera Andrés Manuel López Obrador. Y prueba de ello es que, en anteriores administraciones, quienes tenían el control del tema era la industria de bebidas azucaradas y alimentos procesados. Eso no hay que olvidarlo.

El Instituto Nacional de Salud Pública espera que, con el nuevo etiquetado, en unos cinco años se logre una reducción de consumo de 37 calorías/día/persona y que se tengan 1.3 millones de casos de obesidad menos, así como un ahorro de 39 mil millones de pesos por las enfermedades que disminuirían.

La medida, que mejora prácticas de otras partes del mundo, incluso está siendo revisada, por lo mismo, por otros países de Latinoamérica, como Argentina. En los estantes de las tiendas ya se comienzan a ver los octágonos negros de advertencia de excesos en azúcares, en sodio, de grasas y de grasas saturadas en bebidas azucaradas y otros productos.

De acuerdo con especialistas del INSP, habrá productos que tengan hasta cinco octágonos de advertencia, pero eso motivará a que las mismas empresas reformulen sus productos, para que los consumidores no los dejen de adquirir.

Por el momento, hay más de 20 mil productos que han comenzado a ser reformulados.

Además, también hay dos leyendas que se incorporan en estos productos en las que se advierte, dependiendo el caso, que no deben ser consumidos por los niños porque tienen edulcorantes no calóricos y cafeína, que afectan el paladar de los pequeños y los condiciona a elegir alimentos azucarados, como es el caso de los refrescos.

El etiquetado es un jonronazo del presente gobierno federal, pero no hay que cantar victoria. La industria todavía puede poncharlo si la Secretaría de Salud, que encabeza Jorge Alcocer, no pone en marcha, al mismo tiempo, una campaña de educación e información hacia los niños y la población en general para que aprenda a tomar decisiones de consumo saludable con base en dicho etiquetado.

Uno esperaría que esta campaña ya la tenga lista la vocería de la Presidencia de la República. De lo contrario, se corre el riesgo de que la gente normalice muy rápido los nuevos etiquetados y pase lo que ocurrió con los pictogramas en las cajetillas de cigarros, a los que ya se habituaron los consumidores. Porque lo peor que puede pasar es que la gente se acostumbre a ver los octágonos de alerta y todo siga como si nada.

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ABATELENGUAS

Los 32 millones de vacunas que el gobierno federal adquirió contra la influenza, del laboratorio Sanofi, se espera que lleguen a principios de octubre. Una vez aprobadas por la Comisión Federal para la Protección contra los Riesgos Sanitarios, la vacunación a población vulnerable comenzará de inmediato, porque durante la temporada invernal se van a juntar dos virus, el de la influenza y el covid-19. La meta, de acuerdo con la Secretaría de Salud, es alcanzar una cobertura de más del 80% antes de que termine el presente año. Ojalá se logre, porque la historia de esta vacuna es que miles de dosis se pierden porque la gente no acude a vacunarse.

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BAJO EL MICROSCOPIO

Bien por México, que se ha puesto las pilas y, a través de su canciller, Marcelo Ebrard, ha firmado memorándums de entendimiento con tres empresas, dos de China y una de Estados Unidos, para que en la fase 3 del protocolo clínico de cada una de estas vacunas se lleve a cabo en México y se garantice la vacuna para nuestro país. Entre septiembre y enero de 2021 se tendrían cuatro protocolos clínicos de las empresas Janssen Pharmaceutica, de Estados Unidos, y CanSino Biologics y Walvax Biotechnology, de China. Como plan B, México, a través de la Secretaría de Salud, trabaja con 15 diferentes empresas para llegar a acuerdos. El tema es agotar todas las opciones para tener la vacuna a nuestro alcance.

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