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El choque de dos trenes: covid-19 e influenza

Ruth Rodríguez

Ruth Rodríguez

En el quirófano

Si hay algo que preocupa a las autoridades sanitarias es que la temporada de influenza acaba de comenzar y va a chocar con la pandemia por covid-19, de la cual también se espera un repunte de casos. Para una ya hay vacuna, para la otra todavía no.

En influenza, los médicos tienen ya más experiencia en diagnosticarla. Con el covid-19 todavía están aprendiendo a conocerlo.

El gobierno federal adquirió 35 millones de dosis contra influenza, pero sólo están destinadas para la población vulnerable: adultos mayores de 60 años, mujeres embarazadas, personas con obesidad, con enfermedades crónicas y degenerativas —VIH, cáncer— y niños menores de cinco de años.

Las autoridades no contemplaron al resto de la población. Quien no esté en dicho segmento y quiera la vacuna tendrá que comprarla en el sector privado.

Tal como están las cosas, quizá debió hacer una excepción y contemplar a quienes no pueden pagarla. Porque estamos viviendo en paralelo la pandemia por coronavirus. Y mientras más protegida esté la población contra la influenza, habrá menos presión a los servicios de salud, que de por sí ya están saturados.

El pico más alto de casos de influenza se estima que sea en diciembre-enero, por lo que la meta de las autoridades de salud es que más del 90% de la población vulnerable esté vacunada contra este virus para esas fechas.

El reto no es sencillo, en años previos a la pandemia, el porcentaje de vacunas que se quedaban en las bodegas era muy alto. La realidad es que necesitan convencer a la población de que se vacune. Y ni al propio personal de salud le gusta vacunarse.

A la fecha, el boletín epidemiológico de la Ssa sólo reporta dos fallecimientos por influenza A y AH1N3, en ambos casos no había antecedentes de vacunación.

De ahí que en estos momentos se diseñe un plan que permita a diversos hospitales mantener el equipo, el personal y los insumos para seguir atendiendo a pacientes con covid-19, pero también a prepararse para los casos de influenza, pues la combinación de ambas enfermedades en muchos casos puede ser mortal. 

Quizá también por eso el propio presidente, Andrés Manuel López Obrador, dejó entrever una renovación de la estrategia, en la que se intensificarán las visitas domiciliarias para detectar a tiempo casos de covid-19 y se les brinde atención oportuna a quienes lo padezcan.

 

 abatelenguas

Más malas noticias para los mexicanos. Ayer que se celebró el Día Mundial del Corazón, directivos de diferentes sociedades médicas, institutos y hospitales de cardiología, convocados en una conferencia por Sanofi, revelaron que la pandemia del covid-19 agravó y duplicó el número de muertes por infarto.

Se incrementó el número de personas que fallecieron en casa porque no quisieron ir a los hospitales para no contagiarse de coronavirus, y también la cantidad de quienes no recibieron atención inmediata por la saturación y rezagos que está generando la pandemia. A la fecha, se contabilizan 70 mil muertes.

 

 

 bajo el microscopio

Una buena y una mala:

La buena es que en Senado avanzó una iniciativa para que sea obligatorio que los padres de familia o tutores vacunen a los menores de edad. Y pasó a la Cámara de Diputados.

La mala es que el gobierno no ha tenido capacidad para comprar todas las vacunas. Y, si no, revisen lo que ha pasado con el desabasto de vacunas contra el sarampión.

Ayer se hablaba de un golpe a los movimientos antivacunas. La realidad es que estos grupos todavía son marginales en México. Lo bueno es que nos estamos vacunando a tiempo contra ellos. 

Ahora tendremos que vacunarnos contra la ignorancia, porque en nuestro país los niños no son vacunados por cuestiones religiosas, por descuido, desidia o simplemente porque los papás no quisieron hacer llorar a sus hijos con una inyección que les puede salvar la vida.

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