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¿El Buen Fin o la salud?, el dilema de Claudia

Ruth Rodríguez

Ruth Rodríguez

En el quirófano

Tanto la jefa de Gobierno capitalina, Claudia Sheinbaum, como el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, cuentan con información que les indica que la Ciudad de México, en la práctica, ya está a un tris de entrar al semáforo rojo.

Pero traen a cuestas la presión del presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, y del sector empresarial, quienes se resisten a frenar de nuevo las actividades en la capital del país.

Los cálculos y las predicciones les fallaron a las autoridades capitalinas y sanitarias federales. La apuesta del gobierno y de los empresarios era llegar al Buen Fin antes de regresar al semáforo rojo.

Pero, de acuerdo con información del círculo cercano de la jefa de Gobierno, los datos que tienen de la pandemia no dan para estirar la liga hasta el Buen Fin, que está programado del 9 al 20 de noviembre. Vaya, ni siquiera le dan para el puente del Día de Muertos, pero éste ya está a la vuelta de la esquina.

El panorama para Claudia Sheinbaum no es sencillo. ¿O prioriza la reactivación de la economía o prioriza la salud de miles de capitalinos?

Su contraparte en este dilema, Hugo López-Gatell, la tiene más fácil. El subsecretario, con poder de secretario, sabe que en la capital del país estamos en un tinte rojizo. Pero desde el inicio de la pandemia cedió a privilegiar la protección de la economía por sobre los temas de salud y a no decirle que no al Presidente y a ajustar los temas de salud a lo que él le pida.

Claudia Sheinbaum la tiene más difícil porque en algunos temas claves de la pandemia ha tenido que ir a contracorriente y contra lo establecido por el Presidente. Ejemplo de ello es el uso del cubrebocas y su programa de barridos territoriales para buscar casa por casa a las personas contagiadas y aplicar más pruebas para atajar la pandemia. Todo ello en contra de las indicaciones de Gatell.

El tema es que cuando la presión del Presidente incrementa, la jefa de Gobierno termina alineándose. Esperemos que éste no sea el caso y que el semáforo rojo se aplique a tiempo en la Ciudad de México, antes de que tengamos un repunte que ya no se pueda frenar y que tengamos que lamentar. Nos dicen que la jefa de Gobierno no quiere cargar con la responsabilidad de los fallecimientos. Esperemos que así sea. Para que después no estemos lamentando los muertos del puente de los Fieles Difuntos o de las compras abarrotadas del Buen Fin.

 

 

 

ABATELENGUAS

Hablando de Claudia Sheinbaum y de Hugo López-Gatell, ambos comparten un contrincante interno: el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard. En el caso de la primera, la competencia es en el plano político, por el control de Morena. Y en el caso del segundo, la competencia es ganar la gracia del Presidente en el combate al covid-19. Y es que en el círculo del subsecretario no han caído nada bien los espacios que ha ganado el canciller al quedar como el salvador, al traer ventiladores y ahora traerá las vacunas. Dos rubros en los que López-Gatell ha buscado marcar su territorio. Por eso impulsó la construcción de los ventiladores que construyó el Conacyt, con asesoría del sector privado, y por eso deja claro que le toca a Salud revisar las vacunas que ingresarán al país, antes de que se programe su aplicación.

 

 

 

BAJO EL MICROSCOPIO

Y, hablando de vacunas, los morenistas van por el dinero del Fondo de Salud para el Bienestar, lo que era antes el Fondo de Protección contra Gastos Catastróficos, y del que ahora quieren tomar 33 mil millones de pesos para completar el Presupuesto de Egresos, según que para poder adquirir la vacuna contra el covid-19. La intención, dicen, es modificar el artículo 77 bis de la Ley General de Salud, que dio vida al Seguro Popular, y en el cual, en el pasado, se establecieron “candados” para que el dinero de ese fondo sólo se use para pagar los tratamientos de enfermedades muy costosas. La idea de tener recursos para la vacuna contra el covid-19 no suena mal. Lo que suena mal es que se ponga en riesgo la vida de personas con enfermedades que son muy caras de costear y que se pueden quedar sin recursos.

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