Dos años de claroscuros en salud

La principal apuesta de este gobierno se centró en el Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), el cual sigue sin cuajar, sin tener un reglamento y se sigue ubicando bajo la sombra del Seguro Popular, que buscan desaparecer, pero que aún sigue presente, pese a lo que se diga.

A la par de este tipo de medidas, este gobierno le quitó los recursos a las organizaciones no gubernamentales, como las que atendían cáncer de mama o cataratas, por considerarlos poco eficientes y trasparentes, pero antes de hacerlo no previeron la forma de asumir la función que la sociedad civil venía haciendo.

La intención era buena y quizá hubiera funcionado si, a la par de recortar estos recursos a los pacientes que atendían, se les hubiera dado una atención de la misma calidad que recibían. Pero no fue así, los mandaron a hospitales y clínicas a formarse en la lista de los rezagos que ya de por sí enfrentan estos espacios del sector salud.

Es en este contexto que el Presidente decía ayer que su administración no será recordada por la corrupción. Pero lo que es un hecho es que va a ser recordada por la forma en cómo ha atendido la contingencia por coronavirus. Y, hasta el momento, los resultados no son nada halagüeños: más de 600 mil mexicanos contagiados y 65 mil fallecidos.

El covid-19 vino a reflejar todas las carencias que hay en el sector salud y lo más triste es que esta pandemia se va a ir y los rezagos serán más grandes. Desorganización en las compras y distribución de medicinas e insumos que ha impactado en la salud de millones de pacientes; falta de más especialistas médicos y una reestructuración de la Secretaría de Salud que ha conllevado a que todo esté detenido; es lo que hoy tenemos.

Por eso quienes enfrentaban enfermedades como el cáncer, diabetes, problemas cardiovasculares o necesitan de algunos trasplantes, han sido víctimas colaterales del SARS-CoV-2, pues dejaron de ser atendidos, incluso en casos de gravedad, y ahora se encuentran con sus males en etapas más avanzadas y difíciles de superar.

Sin salud no hay nada. Ojalá que el panorama para el sector salud cambie en este tercer año de gobierno que inicia; que los movimientos internos que se hicieron dentro de la Secretaría de Salud sirvan para que haya timón y rumbo, porque, hasta el momento, sólo se ve un sector salud con muchos capitanes y pocos marineros.

Que Attolini no conozca el nombre de una de las instituciones más emblemáticas del país, de la que su propio jefe, Zoé Robledo, ha destacado su relevancia histórica y social, y la rebautice como Instituto Nacional del Seguro Social no es cosa menor ni de chiste. Y más cuando ahí cobraba 94 mil 662 pesos mensuales.

En el segundo informe de labores del Presidente, tanto el Ejército como la Marina optaron por dar una lista de acciones, pero sin precisarlas ni detallarlas.

Parecería que su mayor logro fue la distribución aérea de los insumos médicos que se han ocupado para esta pandemia. Con el Plan de Contingencia Covid-19, la Sedena tiene a su cargo 50 hospitales militares y 32 hospitales del Insabi, de los que se desconoce a cuántas personas atendieron y cuáles fueron sus resultados.