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Justicia transicional, rumbo al estado de paz

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

“No puede haber paz sin justicia”, éste es uno de los títulos del Plan Nacional de Desarrollo 2019-2024. En esta parte del documento se expone cómo la inseguridad, la delincuencia y la violencia no sólo cobraron vidas humanas y recursos materiales; sino cómo también destruyó la cohesión social, la gobernabilidad, inhibió el crecimiento económico y —muy importante— debilitó la confianza de la población sobre su país y sobre sus iguales. Es por ello que necesitamos “emprender la construcción de la paz” (título de otra parte del Plan Nacional de Desarrollo).

La justicia transicional es un concepto que nace y se aplica en etapas coyunturales de cambio de régimen, en contextos nacionales de afectación generalizada. Podemos encontrar múltiples ejemplos, los juicios de Núremberg después de la Segunda Guerra Mundial o en países de América Latina como Argentina, Chile y El Salvador, donde tuvieron una etapa de gobiernos autoritarios o contextos de guerra interna; además, donde existieron hechos vinculados a un pasado (histórico o institucional), los cuales están relacionados con crímenes y violaciones a derechos humanos, cometidos de manera general y sistemática.

Escribo esto porque hoy nos encontramos en esta coyuntura de cambio en donde podemos darle un giro radical a la manera en que vivimos la justicia, nos relacionamos con nuestras instituciones y la forma de convivir con nuestro prójimo.

Es necesario un modelo de justicia donde:

1.  Terminemos con el conflicto, se construya la pacificación y podamos encontrar reconciliación,

2.  Generemos una recuperación real del Estado de derecho,

3.  Reconstruyamos la confianza ciudadana, y

4.  Aseguremos la gobernabilidad democrática.

Al respecto, se presentará en breve un texto publicado por la UNAM sobre este tema.

Los transgresores de la vida social, los moralmente derrotados, ésos ya quedaron atrás. La manera de avanzar es mediante las estrategias gubernamentales que se enfoquen en la reparación y en las garantías de no repetición, con una visión humanista; al mismo tiempo que velan por la justicia y la verdad; pero, sobre todo, por la construcción de un estado de paz.

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ya dio el primer paso para reconstruir el tejido social mediante los programas sociales. Pero podemos seguir contribuyendo con esta causa.

Hacer que “ni uno más” sea una estrategia gubernamental de todas las instituciones mexicanas; donde juntos —tribunales y pueblo uniformado— garanticen que haya justicia, reparación y que estos hechos del pasado se queden ahí; que el único carpetazo que se dé sea a la impunidad.

 

De modo que cuando el líder del gobierno de México afirma que “no puede haber paz sin justicia”, lo que dice es que debemos seguir caminando juntos hacia un estado de paz (sin dejar a nadie atrás) para que la verdad y la justicia realmente prevalezcan sobre todos y sobre todo.

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