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Ilegal es ser desplazado y discriminado, no ser humano

Ricardo Peralta Saucedo

Ricardo Peralta Saucedo

México correcto, no corrupto

“Ser libre no es meramente soltarse las cadenas,
                sino vivir de una manera en la que se respete
                y se amplíe la libertad de los otros”
.
                Mandela

 

Todos tenemos la libertad de deambular por toda la tierra. La historia de la humanidad así ha sido, hemos dependido de nuestras generaciones antepasadas, sus decisiones convertidas en acciones nos han llevado a este presente altamente fusionado por las transformaciones sociales.

En todos los casos, el gran detonante de las enormes migraciones tiene que ver el sufrimiento humano: la pobreza, la desigualdad, la hambruna, la guerra, el desempleo, la violencia, la inseguridad, la destrucción del medio ambiente, las devastaciones por fenómenos naturales, el narcoterror y la delincuencia.

México ha sido los últimos 60 años un gran productor de migrantes, más de 25 millones de mexicanos han migrado a otros países, principalmente a Estados Unidos, la mayoría por alguna de las razones arriba mencionadas.

El dolor por dejar su patria, su familia, su idioma, su comida, su casa, sus amores es recrudecido día a día por el maltrato de empleadores y de nacionales que les han dado un trato inhumano.

Muy pocos en proporción a los citados, son los que han migrado a otro país con la comodidad que otorga un empleo muy bien remunerado, pagado en dólares, con documentos migratorios legalmente otorgados y una vida a años luz de la realidad del migrante común, el que camina kilómetros, llora ríos, llora sangre y llora su alma.

México, en una tradición humanista, ha tendido la mano a libaneses, judíos, españoles, alemanes, haitianos, jamaiquinos, franceses, ingleses y a miles de personas de decenas de nacionalidades, perseguidos políticos; ha otorgado asilo a quienes son bisabuelos de millones de mexicanos, estos últimos no deben olvidar a quién le deben el estar en esta patria buena y solidaria.

La migración humana, es una oportunidad para los anfitriones para hacerse de población agradecida y leal al poderse acoger por naturalización a una nacionalidad, por necesidad del que clama, por caridad del hospedero.

Infames y ridículos resultan los xenófobos, clasistas, racistas y fascistas, carentes de cultura y visión al pensar que la migración es una invasión. Avaros de algo no propio, el país y el mundo es de todos, estamos de paso, aunque sea en ese breve espacio aquí, la fraternidad debe aflorar aunque les parezca frívolo y popular.

Sin duda, la población es para un Estado, el mayor valor que puede ostentar, dar la posibilidad institucional para desarrollarse en todos los ámbitos es el reto de cualquier civilización, garantizar el principio de legalidad y todos los derechos humanos es una obligación para quien se encuentre en territorio nacional, sea mexicano o no.

Independientemente de estar a favor o en contra de la migración internacional, habrá que darle cumplimiento en México a los protocolos internacionales sobre este fenómeno, como lo dispuesto por el Manual sobre Migración, Derechos Humanos y Gobernanza, elaborado por la Unión Interparlamentaria, la Organización Internacional del Trabajo y las Naciones Unidas a través de la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos.

El Manual de referencia sugiere que los países firmantes, como México, tengan presente en su legislación, políticas que observen el cumplimiento irrestricto a los derechos humanos de los migrantes.

En este país nos obligamos a su cumplimiento desde el Estado mexicano, no sólo está enfocado para los legisladores, sino para los funcionarios de gobierno que tengan a su cargo ejercer la política interna, integrado a las organizaciones de la sociedad civil y a la población en su conjunto.

Dicho de manera práctica, no sólo como un acto de humanidad, legalmente estamos obligados a dar cobijo a quien lo solicite, por su calidad de emigrante, de desplazado. Nuestro territorio es vasto, el mundo es de migrantes, tú eres producto de ello, y seguiremos migrando por generaciones.

 

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