Logo de Excélsior                                                        

La oportunidad de AMLO

Ricardo Alexander Márquez

Ricardo Alexander Márquez

Disonancias

 

 

Como es sabido por —casi— todos, hace unos días, en la noche del 15 de septiembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador dio su primer Grito de la Independencia, desde el balcón del Palacio Nacional, lo que sorpresivamente abrió una ventana de oportunidad.

Desde que asumió como mandatario de México, López Obrador ha tomado decisiones controversiales y usado lenguaje que, en lugar de unir, ha generado división —fácilmente perceptible en redes sociales— entre los mexicanos y las diferentes fuerzas políticas.

Sin embargo, en torno al Grito surgieron cientos de voces, tanto de seguidores como de opositores, que aplaudieron los símbolos que usó el mandatario, y dejaron ver que existen elementos con los cuales podemos estar de acuerdo y construir sobre ellos.

En ese sentido, Enrique Krauze, quien desde hace años ha sido un férreo crítico del ahora Presidente, escribió en Twitter la aspiración de que: “el magnánimo Grito del Presidente @lopezobrador_ sea el primer paso para la reconciliación nacional”, a lo que el propio mandatario respondió en su conferencia mañanera, que les tomaba “la palabra a algunos adversarios, es el momento de la reconciliación”.

Probablemente este periodo histórico sea de las pocas oportunidades que tendrá el presidente López Obrador de dar un necesario golpe de timón y comenzar con una política de conciliación y reconciliación nacional, a fin de lograr aglutinar a las diversas visiones en torno a temas tan fundamentales y necesarios, como el desarrollo económico, la inseguridad y la violencia que aqueja a nuestro país.

Este pacto nacional implica sumar esfuerzos en lugar de dividir, se trata de generar consensos en la toma de decisiones y de crear un proyecto de nación en donde se escuchen y tomen en cuenta todas las voces. Donde exista libertad de expresión y no se vea al país en negros y blancos.

Lo anterior no implica que el gobierno deje de ser sujeto de escrutinio y crítica, sino que se trata que el Presidente dirija y encabece un gran movimiento nacional, que involucre a todas las fuerzas políticas y sociales, hacia un pacto que no dependa de un individuo o grupo.

Hasta ahora, tal vez no sea claro para el mandatario quien desde el primer día de diciembre de 2018 gobierna a todos los mexicanos, incluyendo a esos que ha llamado “conservadores”, fifís, y “mafia del poder”. Es su oportunidad para terminar con ese tipo de calificativos que no aportan nada a nadie.

Como ha dicho el propio López Obrador, esto se tiene que hacer como cuando se barren las escaleras, de arriba hacia abajo, para que permee en todo su equipo y las bancadas de Morena en la Cámara de Diputados y de Senadores, quienes atacan y critican a la menor provocación.

Llegar al poder es lo de menos cuando se tienen las riendas de un país de más de 120 millones de personas. López Obrador ganó una gran legitimidad con los votos de las urnas, por lo que cuenta con una oportunidad de dejar atrás esa visión que hacía sentido cuando no era gobierno, e iniciar ese proyecto de nación del que tanto ha hablado. Este pacto sería —probablemente— la única manera de caminar hacia el México que todos queremos, y convertirse en el gran Presidente al que dijo aspirar el 1º de julio de 2018.

 

*Maestro en Administración Pública por la Universidad de Harvard y socio de Strad.mx

Twitter: @ralexandermp

 

Comparte en Redes Sociales