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La comunidad STEM ante el reto del coronavirus

Remo Moretta

Remo Moretta

Down Under

Anteriormente, he escrito sobre la necesidad de hacer frente a la pandemia actual de covid-19 con toda la ciencia disponible.

Los científicos en los laboratorios fueron los primeros en alertar al mundo sobre la existencia de un nuevo virus que causa un tipo de neumonía, observado anteriormente por los doctores en China a principios del año. Su descubrimiento fue el primer paso para descifrar, comprender y nombrar este nuevo tipo de coronavirus SARS-Cov2, y la enfermedad que causa: covid-19.

A partir de ahí, y en un tiempo sorprendentemente corto, la comunidad científica y de investigación ha hecho grandes avances para acercarse a un tratamiento efectivo y una vacuna.

Los científicos de la Organización de Investigación Científica e Industrial de la Mancomunidad de Australia (CSIRO), por ejemplo, han comenzado los ensayos preclínicos para dos posibles vacunas, elaboradas por la Universidad de Oxford y una compañía farmacéutica estadunidense.

Estos ensayos evaluarán si la vacuna funciona y si es segura para los humanos. Aunque el desarrollo final y producción de una vacuna efectiva aún está lejos, el progreso que se ha hecho hasta la fecha representa un gran éxito para la comunidad científica.

Investigadores del Instituto de Investigación Infantil Murdoch en Melbourne, Australia, han encontrado que la vacuna contra la tuberculosis puede ayudar a proteger a los grupos vulnerables y expuestos, como los trabajadores de la salud, del coronavirus.

Las pruebas realizadas revelan que esto se debe a que la vacuna contra la tuberculosis aumenta la respuesta inmune del cuerpo y disminuye el riesgo de infecciones y síntomas respiratorios.

Mientras tanto, investigadores del Centro de Investigación Clínica de la Universidad de Queensland en Australia informaron haber observado dos medicamentos, que también se utilizan para tratar otras enfermedades, que eliminan el coronavirus en los tubos de ensayo. Estas observaciones, aunque prometedoras, aún requieren de ensayos clínicos a gran escala para validar su uso como tratamiento efectivo.

En el ámbito tecnológico, también es importante reconocer el trabajo de miles de ingenieros que han centrado su atención y creatividad en la lucha contra el coronavirus. Hemos visto cómo ingenieros mecánicos y automotrices han adaptado autopartes para convertirlas en ventiladores de uso médico. Asimismo, han programado impresoras 3D para producir caretas de plástico o adaptadores para los respiradores.

La batalla que colectivamente estamos luchando en contra de esta pandemia no sería posible sin el conocimiento científico, tecnológico, matemático y de ingeniería de todo el mundo. En estos tiempos tan desafiantes es maravilloso ver a la comunidad científica, en quien depositamos toda nuestra confianza, continuar con su gran tradición de colaboración internacional.

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