Logo de Excélsior                                                        

Mi paciente desea grabar la consulta….

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

El acceso múltiple a medios digitales en la palma de la mano está por supuesto transformando al mundo. Cualquier persona es hoy capaz de dejar constancia pública acerca de cualquier hecho circundante. 

Todos tenemos a la mano un equipo electrónico con esas capacidades por lo que podemos filmar o grabar el evento que se nos antoje, y lo más delicado es grabar o filmar a cualquier persona.

Por supuesto, cuando se trata de funcionarios públicos que deben brindar atención a la población de forma eficiente y cordial, dichas grabaciones pueden jugar un papel importante en la mejora del servicio; hace algún tiempo tuve la necesidad de tramitar unas placas vehiculares y al sospechar que mediaba algún acto de corrupción, empecé a filmar abiertamente, lo que agilizó el trámite de forma inusitada, después de haber permanecido en interminables filas por dos días.

Por supuesto, la consulta médica no está libre de medios electrónicos, cada paciente tiene la posibilidad de filmarla o grabarla de forma abierta u oculta. Por supuesto, los médicos sentimos el acto como una agresión a nuestro trabajo, a nuestra intimidad y lo interpretamos como manifestación expresa de desconfianza.

Frente a situaciones de esa índole, donde pueden no ser muy claras las malas intenciones de quien desea grabar, es útil analizar el acto desde el punto de vista del paciente, es decir, ponernos en sus zapatos.

Tomo el ejemplo de un tipo de consulta muy común en mi especialidad, que es el control prenatal; en el que es un hecho conocido por todos los que ejercemos la especialidad, el deseo de la futura madre y, a veces, del futuro padre, de contar con documentación del acto médico, simplemente como recuerdo de esos momentos que pueden estar cargados de emotividad y cariño; y existen colegas de todas las personalidades, incluso, algunos que no son muy abiertos a entregar a la mujer copias digitales de ultrasonidos, sonidos de la frecuencia cardíaca del feto o cualquier otro documento que pudiera tener ese valor sentimental; de forma tal que la paciente puede verse tentada a grabar de manera oculta.

Por supuesto, frente al escenario descrito todos los obstetras en el medio privado de la medicina, preferimos hacer la grabación de forma abierta, hasta para presentarles las mejores imágenes o sonidos que podamos obtener, pero no quiero ni imaginar la reacción de cualquier colega que se enfrente a una grabación oculta en el ámbito público de la medicina.

Por supuesto, la solución debe girar en torno a aceptar la realidad “electrónica” que vivimos y probablemente a brindar facilidades para que la paciente pueda manifestar abiertamente su deseo de documentar el acto médico e, incluso, se le puede invitar a manifestar las razones, si es que quiere hacerlo; y seguramente nos podremos dar cuenta de que en la mayoría de los casos no es la desconfianza lo que subyace.

 

Comparte en Redes Sociales