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Las críticas a López-Gatell

Raymundo Canales de la Fuente

Raymundo Canales de la Fuente

Cualquier funcionario público en un país democrático está expuesto a la crítica, y he de decir que es por completo normal. Aparentemente, los seres humanos no podemos mantenernos al margen de opinar frente a una catástrofe, independientemente de nuestros conocimientos respecto del tema. Por supuesto las opiniones de gente formada en la ciencia invariablemente arrancan con frases como “no tengo los elementos suficientes para opinar, pero a mí me parece que….” y, por supuesto, nunca contienen insultos.

El fenómeno que estamos atestiguando en el México de hoy no tiene precedente que yo recuerde. Estamos frente a la crisis sanitaria más importante quizá en siglo y medio; ningún sistema sanitario del orbe esperaba un comportamiento tan virulento del SARS-CoV-2 y, por lo tanto, absolutamente ningún país ha tenido éxito en el manejo de grandes poblaciones. Quizá algunas islas o regiones poco pobladas hayan podido mantener a raya hasta cierto punto al patógeno, pero si las cosas no se controlan tarde o temprano les azotará la enfermedad.

En este contexto aparece ahora un libro firmado por la doctora Laurie Ann Ximénez-Fyvie (espero haber escrito bien su nombre), brillante odontóloga, por lo menos eso dice su currículum publicado por la UNAM, con maestría y doctorado en genética molecular, incluso alguna estancia en el extranjero. No dudo ni un instante de su capacidad como odontóloga ni como bióloga molecular, pero en el asunto de salud pública entiende francamente muy poco.

Haciendo gala de su capacidad para ejercer crítica destructiva expone lo que a su juicio fueron errores del subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, el doctor Hugo López-Gatell y prácticamente todas sus observaciones, que pretende que sean juicios fundados, se componen de desconocimiento básico.

Ella infiere que el doctor López-Gatell optó por permitir que corriera la infección sin control para obtener la inmunidad de rebaño y por supuesto eso es falso. Se tomaron decisiones basadas en el modelo de Vigilancia Centinela, que, por supuesto es necesario entender antes de opinar, y que debo añadir se utilizó en México cuando la pandemia de influeza con éxito.

Aplaude en su texto la autodenominada “cazadora de microbios”, el cierre de fronteras de algunos países asiáticos, cuando es un hecho demostrado desde hace mucho tiempo la inutilidad de dicha conducta, especialmente tratándose de virus respiratorios. Tarde o temprano el virus infecta, y bastante rápido.

Dedica una parte del libro al análisis del texto publicado por el Consejo de Salubridad General referente a la guía ética para la toma de decisiones bajo el contexto de la pandemia y ella deduce de forma por completo errada que la intención de ese texto es terminar con los ancianos. Esa conclusión, lo único que traduce es una falta de entendimiento absoluto de la guía, que está dirigida a obtener una clasificación rápida, en la sala de triage, para dedicar los recursos a quienes tengan mejores posibilidades de salir adelante, como por cierto se hace prácticamente en todos los países europeos.

La doctora defiende el asunto de las pruebas masivas, cuando desde noviembre se publicó un texto en la revista Nature, en la que se describe un estudio amplísimo en toda la población de Wuhan, donde se puede apreciar claramente que los asintomáticos no transmiten la enfermedad; de tal manera que hacer pruebas masivas significaría un dispendio tremendo de recursos que México no tiene y, en todo caso, es mejor dirigirlos hacia la atención de los enfermos, que al día de hoy están llenando los hospitales.

En fin, el espacio no me da para mayor crítica, pero invito a la doctora Ximénez-Fyvie a que regrese a cazar microbios en su laboratorio y quizá a curar enfermos con padecimientos periodontales, y le deje el manejo de la pandemia a los expertos en el campo. Si, por el contrario, tiene interés en saber más del tema, podría acceder a alguno de los posgrados que México ofrece en Salud Pública o Epidemiología.

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