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Rebrote de covid-19

Raúl Contreras Bustamante

Raúl Contreras Bustamante

Corolario

Casi un año ha pasado desde el surgimiento del primer caso de covid-19 en el mundo. En aquel entonces, la ciudad China de Wuhan se convirtió en el epicentro de una epidemia que hoy en día ha arribado a todos los continentes del mundo. Lo más perjudicial del fenómeno conocido como globalidad vino a ser la pandemia.

Todos los sistemas de salud demostraron su fragilidad y comenzó a haber crisis en Europa y en las demás regiones del globo. Ante ello, los gobiernos nacionales en lugar de buscar aplicar medidas epidemiológicas internacionales, decidieron adoptar medidas extraordinarias de carácter particular para hacer frente a la emergencia sanitaria más grande del siglo.

Entre las medidas de mayor impacto —sin duda— fue decretar el confinamiento de la población. Escuelas, oficinas, restaurantes, bares, teatros, centros comerciales y aeropuertos fueron cerrados para tratar de controlar la propagación del virus SARS-CoV-2. De esta manera, la pandemia ha provocado severos estragos en todos los ámbitos del quehacer humano, siendo la salud, economía y la educación los más afectados.

Los casos confirmados en el mundo superan ya los 30 millones y se han registrado más de 924 mil muertes desde la aparición del coronavirus. En México, la cifra no es menos lamentable, desde la aparición del primer caso durante los últimos días de febrero, hasta el momento de escribir esto y según cifras oficiales, se han registrado más de 715 mil casos y más 75 mil muertes.

Para tratar de restablecer los efectos económicos, provocados por la parálisis de los negocios, algunos países decidieron reabrir y regresar de forma paulatina a la interacción social.

Sin embargo, en Europa la reactivación social ha propiciado un repunte en el número de casos. Ante ello, la Organización Mundial de la Salud ha advertido que la situación es muy seria, pues durante las últimas dos semanas, el rebrote de casos ha superado a los presentados durante el primer pico de la pandemia en marzo en más de la mitad de los países del viejo continente y otros lares.

En Israel, se ha decidido poner en cuarentena al país entero durante las próximas tres semanas. En Reino Unido se ha advertido a la población que en caso de no respetar las reglas del gobierno se impondrá un segundo confinamiento nacional. Francia ha restringido los horarios de bares y restaurantes y discute un cierre ante el aumento de casos. En ciudades como Madrid, Londres y Melbourne —en plena segunda ola de contagios— se están aplicando medidas de aislamiento para no colapsar sus sistemas de salud.

México no debe bajar la guardia ni relajar las medidas de distanciamiento social para tratar de evitar una segunda ola de contagios, la cual se verá potenciada por la llegada del frío, la temporada de influenza estacional y demás enfermedades respiratorias propias de la época del año.

Las escuelas y universidades son pieza clave en el control de la propagación del virus. La evidencia muestra que —al menos en Europa— en la segunda gran oleada de contagios, la mayoría de los infectados son jóvenes, quienes, a pesar de tener menor probabilidad de enfermar de gravedad, propagan el virus en sus círculos familiares, afectando a adultos mayores y otros grupos vulnerables.

Por tal motivo, la UNAM ha iniciado su ciclo escolar a distancia, tratando de salvaguardar la salud de su comunidad y aplicando medidas que procuren mantener la impartición de la educación de la más alta calidad posible.

Como Corolario la frase de Albert Camus: “La buena voluntad sin clarividencia puede ocasionar tantos desastres como la maldad”.

 

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