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Señor Presidente, usted tiene la culpa

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Señor Presidente: al igual que muchos mandatarios en todo el mundo, al entrar al gobierno justificó los errores y pifias iniciales echando la culpa al pasado, y así, repitió una y otra vez que todos los gobiernos anteriores fueron malos, corruptos y demás.

Pero ha pasado más de un año y seguir echando culpas al pasado no funciona, y ahora, al ver lo ocurrido en esos días y como va México me atrevo a afirmar que usted tiene la culpa, veamos:

Los delincuentes de todo el país que se dedican a la extorsión y al cobro de “derecho de piso”, se sintieron felices cuando usted hizo lo mismo con 100 empresarios, que fueron llamados a Palacio Nacional solamente para que los extorsionara como Chucho El Roto, y aunque ya los había ofendido llamándolos “la mafia del poder”, con la sonrisa en la boca les arrancó miles de millones; los extorsionadores están de plácemes, usted tiene la culpa.

Todos hemos sufrido las consecuencias de la inseguridad y la violencia, pero cuando usted bendijo a los ladrones, asesinos, secuestradores diciendo “abrazos y no balazos”, se oyeron gritos de júbilo en todo el país; los cárteles celebraron y usted tiene la culpa. Algo más: su rechazo a recibir y atender a las víctimas de feminicidio y, en vez de eso, seguir jugando con su chistecito del avión presidencial, les dio luz verde a los feminicidas, que piensan con razón que, si al Presidente no le interesa, a ellos menos, y usted tiene la culpa.                                                                                                                                                                 

Y los niños y jóvenes están de fiesta, porque usted dijo: “los narcos también son pueblo”, y ellos que quieren imitar a sus mayores, lo van a hacer, ya tienen armas y usted tiene la culpa. 

Cuando seleccionó a Arturo Durazo para que se encargara de la inseguridad, la violencia, la delincuencia e hiciera un plan de acción, él se dedicó a desmembrar el Ejército, acabar con la Policía Federal, ignorar a las policías municipales y estatales, y sin reglas de operación, lanzarlos a una aventura mortal; los militares agredidos, heridos o muertos, también son su culpa.

Usted no tiene por qué saber de economía, negocios, etcétera, su ignorancia es tal que su primer secretario de Hacienda renunció y el que quedó hace lo imposible por cuadrar lo que no cuadra, pero cuando seleccionó a los secretarios de Energía, Pemex, CFE, apostó a un regreso al siglo pasado, ignora que pronto todos los autos serán eléctricos y que las refinerías serán testigos de una era que ya pasó, de eso, usted también tiene la culpa.

Y lo mismo puedo decir de otros colaboradores, en particular del de Salud, que nunca debió salir de su laboratorio y que ha logrado destruir en pocos meses lo que a todo un ejército de profesionales de la salud, académicos, investigadores y expertos les llevó décadas para construir; el secretario de Salud no tiene la culpa, usted la tiene por haberlo invitado.

Y en los meses y años por venir, veremos legiones de jóvenes ignorantes y frustrados, porque las llamadas Universidades para el Bienestar Benito Juárez García (UBBJG) ni funcionan ni tienen reglas de operación; investigadores de Mexicanos Contra la Corrupción e Impunidad (MCCI) recorrieron 30 planteles y encontraron falta de profesores y de condiciones para impartir conocimientos, y además, en la evaluación del Coneval, el programa de las UBBJG obtuvo 0.7 de 4 puntos, lo que lo hace altamente deficiente, pero eso no es todo, porque esas universidades no tienen el Reconocimiento de Validez Oficial de Estudios (RVOE,) por lo que los estudiantes no podrán obtener un título universitario.

Los investigadores de MCCI entrevistaron a alumnos que señalaron que hay carreras que desaparecen, semestres que no se cumplen a cabalidad, profesores mal preparados, e incluso directores que recomiendan a sus estudiantes que mejor busquen otra opción para estudiar; eso, señor Presidente, es su culpa y condenará a esos jóvenes a la pobreza y la marginación.

Sí, señor Presidente, usted es responsable de sus palabras y de sus silencios —algunos de ellos verdaderamente ominosos—, usted es responsable de haber escogido en su gabinete a personajes incapaces, que han logrado que el crecimiento económico sea menos de 0.1%, que la delincuencia alcance cifras nunca antes vistas, que la salud y la vida de miles de mexicanos esté en riesgo y que el futuro de los estudiantes sea triste, muy triste; de todo esto, usted, señor Presidente, tiene la culpa.

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