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Satisfacciones y reflexiones

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Madrid, España,- Hay reencuentros que dan grandes satisfacciones, como el que tuvimos quienes, reunidos en Estocolmo en 1995, fundamos la Federación Internacional de Cirugía para la Obesidad (IFSO) y, hoy 24 años después, asistimos al Congreso Mundial número XXIV; la Federación creció, tiene más de diez mil miembros de 65 países, y hoy asisten más de 3,500 para compartir sus experiencias en un ambiente cálido y amistoso.

Y en una charla gratísima, mis colegas cofundadores comentan conmigo los esfuerzos que tuvieron que realizar para que la cirugía de la obesidad fuera aceptada, reconocida y recomendada por las autoridades de sus países, cosa que sucedió también en México.

Pero como nos conocemos y estamos en contacto, charlamos de muchos temas, y México no fue la excepción.

—Yo no entiendo lo que pasa en tu país, dijo Rafael Capella, colombiano que ya vive en Nueva York; la debilidad del gobierno de Colombia permitió que los narcos secuestraran la tercera parte del territorio nacional disfrazándose de guerrilleros, y hoy el gobierno mexicano no ha sabido combatir a los delincuentes, y su Presidente dijo que no los perseguirá “porque son pueblo”, ¡increíble!

Alberto Salinas, venezolano, comentó: la dictadura de Maduro causó enormes carencias en el sector salud, no teníamos instrumentos ni equipos para operar y tuve que emigrar y hoy vivo en España; los recortes del presupuesto de tu país en salud son terribles porque causarán no sólo enfermedad y muerte, sino epidemias cuyo costo será incalculable; eso es triste, porque los médicos latinoamericanos siempre admiramos el sistema de salud de tu país.

— Yo pienso algo más, porque quiero mucho a México, dijo Arthur Garrido; en Brasil hemos padecido gobiernos malos, pero el que tenemos no sólo es malo sino ignorante, ¡mira que fomentar el incendio del Amazonas!; me duele que tu Presidente ignore el calentamiento global, y en lugar de fomentar la tecnología limpia siga consumiendo carbón, construya una refinería que será obsoleta cuando se inaugure, que desprecie la ciencia y crea que con una consulta “a la madre Tierra” está autorizado para dañar una zona ecológica riquísima, como es la península de Yucatán

— Yo tengo una preocupación, que atañe a mi país y al tuyo, dijo Mathias Fobi, que vive en Los Ángeles; tu Presidente y mi Presidente son muy semejantes: son ignorantes, no creen en la ciencia, desprecian la economía, desde antes de llegar al poder amenazaron con una serie de medidas que van en contra de la lógica y la razón; Trump envía tuits todos los días, y tu Presidente inicia su día con un discurso de más de una hora; ambos dicen mentiras todo el tiempo, ambos ignoran a su gabinete, hacen lo que les da la gana y nadie los detiene; estoy muy preocupado por nuestros dos países.

Mi amigo español, Aniceto Baltasar, amante de la historia y la literatura, tomó la palabra y dijo: el problema de nuestros pueblos es que no leen, no saben historia; si leyeran lo que sucedió con Hitler y Mussolini podrían entender lo que ocurre. Ellos ofrecieron un cambio, prometieron el paraíso terrenal, y sus ciudadanos, ignorantes, creyeron todo y abrieron los ojos muchos años después, cuando habían muerto millones y millones estaban en la miseria.

— Los gobiernos populistas son todos iguales: atacan y ofenden a los empresarios, los que generan empleos, pero luego los reciben y aceptan su colaboración; tu Presidente ataca a quienes llama neoliberales, pero él, que ya aceptó la ayuda de los empresarios, es hoy más neoliberal que ellos.

—Y te diré más,—concluyó— ¿sabes por qué tu Presidente tiene tanta popularidad?, porque millones de mexicanos son como él, ignorantes, mentirosos, tramposos, no cumplen lo que prometen, creen más en la lotería que en el trabajo, ¡él es su digno representante!; el placer que tuvo al cancelar el aeropuerto es el mismo que tiene un individuo ignorante al rayar y destruir la pintura de un auto nuevo con una llave, sólo porque sí.

Y yo me quedé pensando, cuánta razón tiene mis amigos, ¿a dónde va México?

 

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