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País de machos

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

                Caciques, hacendados, políticos, generales,

                todos ellos son “machos”, chingones

                Octavio Paz

 

México es un país de machos; la historia lo confirma, ya que desde siempre los hombres han utilizado su poder físico y político para sojuzgar a la mujer, usarla como objeto y desecharla después; múltiples biografías lo documentan, Miguel Hidalgo, Melchor Ocampo, José María Morelos, Porfirio Díaz, Pancho Villa, Lázaro Cárdenas, Felipe Carrillo Puerto, Gustavo Díaz Ordaz y otros tuvieron amores e hijos con mujeres a las que usaron como objetos, y qué decir de los rancheros como Pedro Infante o los galanes como Mauricio Garcés, que fueron modelos que imitan hoy miserables machos mexicanos como Andrés Roemer, Gerardo Fernández Noroña, John Ackerman y muchos más; México es un país de machos.

A pesar de las normas de la sociedad, el sojuzgamiento y abuso de la mujer ha sido la tónica de nuestra historia, y ahora encontramos en el mismísimo Palacio Nacional a un individuo que ignora a las mujeres, y aunque predica la igualdad de géneros, dejó desde el 2019 desamparadas a las mamás al cancelar las estancias infantiles que permitían que trabajaran mientras sus hijos eran cuidados, canceló las casas de protección a las mujeres agredidas o golpeadas, y ha sido insensible y mudo ante la creciente ola de ataques a la mujer, acoso, violaciones y muerte. México es un país de machos.

Las cifras de agresiones a la mujer rebasan todo lo imaginable, cientos de miles de denuncias por golpes o amenazas no tienen ninguna respuesta; hoy, diez mujeres son asesinadas cada día, lo que confirma el grado de impunidad que tienen los machos en el país.

Y de nada o casi nada han servido las múltiples organizaciones teóricamente creadas para la atención a las mujeres; la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), el Instituto Nacional de las Mujeres (Inmujeres), la Comisión Nacional para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres (Conavim), el Consejo Nacional para Prevenir y Erradicar la Discriminación (Conapred), el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes (Sipinna) y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas (CEAV), ninguna ha logrado detener los delitos y feminicidios que aumentan día con día; y las diversas organizaciones sociales que pretenden proteger a la mujeres tampoco pueden hacer nada ante la indiferencia gubernamental; lo dicho, México es un país de machos.

Ver a Andrés Manuel López Obrador cuando “calla como momia” frente a las manifestaciones multitudinarias de cientos de miles de mujeres en todo el país confirma su machismo; la única que habló esta semana en defensa de las mujeres fue Olga Sánchez Cordero, pero. como es un florero, sus señalamientos cayeron en el vacío.

Y hoy, cuando estamos en plena campaña para las elecciones intermedias, el machismo gubernamental tiene su máxima expresión en el apoyo total e incondicional de Andrés Manuel López Obrador y la jauría de Morena hacia Félix Salgado Macedonio.

Salgado Macedonio es el típico macho mexicano: agresivo, pendenciero, borracho, que ha dado espectáculo orinando en la vía pública y golpeando a policías; tiene diversas acusaciones de violación y acoso a las mujeres, las cuales no han procedido, porque “el delito ya prescribió” (¿el daño físico y moral de la mujer prescribe?); fue diputado, luego presidente municipal de Acapulco y luego senador y ahora, con la bendición de Andrés Manuel, pretende la gubernatura de Guerrero.

La presión social parece haber impactado a Morena, por lo que finalmente parece ser que se echará para atrás la candidatura de tan deleznable tipejo, pero aun cuando esto suceda, falta mucho para desterrar el machismo, por eso es saludable que se realice el paro nacional de las mujeres en el evento programado para el mes de marzo —El nueve nadie se mueve—, en el que las mujeres no se moverán, las niñas no irán a la escuela, las jóvenes y adultas no irán al trabajo, para mostrar la importancia de la mujer en la sociedad y exigir que todos, del Presidente para abajo, respeten a la mujer; los hombres con conciencia social debemos respaldar la sororidad de este movimiento.

Soy optimista, pero no tanto, porque sé que Andrés Manuel, macho mexicano, no moverá un dedo para que las cosas cambien; esto lo tenemos que pensar claramente al ir a votar el 6 de junio, hombres y mujeres no queremos más machos en el poder, votaremos para que se acabe esta lacra nacional.

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