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México, país sin ley

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

Cuando hace ya varios años, quien hoy ocupa la silla presidencial gritó en uno de sus múltiples mítines “¡al diablo con las instituciones!”, mostró su verdadera vocación, que ya había ejercido desde que pertenecía al PRI; le había compuesto un himno, quiso ser gobernador y al no lograrlo hizo plantones en Pemex, invadió la Ciudad de México para extorsionar a las autoridades y aún hoy sigue mandando al diablo a las instituciones; cuando digo que nuestro país es un país sin ley es porque las leyes no se cumplen, y quien debe ser el primero en cumplirlas, las ignora, las viola, las vilipendia, y hace lo que le da su regalada gana.

Lo que está ocurriendo en México no es nuevo, hemos tenido violencia e inseguridad por años, pero en estos meses ha superado todo lo imaginable: robos, asaltos, secuestros, ejecuciones, extorsiones, violaciones, plantones, bloqueos, cierre de carreteras, cierre de vías férreas, marchas, vandalismo, saqueos, etcétera, las cifras no nos pueden engañar, vivimos en la anarquía, basta leer Excélsior, como yo lo hice y en un solo día aparecen: ladrones roban en Polanco, crisis en las universidades se agravará, no hay medicinas para el cáncer, el secuestro de camiones es tolerado en todo el país, megafraudes con los préstamos, dos prisiones son caldo de cultivo de la delincuencia, restos en una fosa clandestina, comuneros extorsionan a un edil, presidente municipal arrastrado por las calles, incendian tres vehículos en Acapulco, hombres armados bloquean carretera, jornada violenta deja cinco asesinados, entierran en fosa común 112 cuerpos, ferias ambulantes no cumplen las reglas, SSC retira ambulantes y al día siguiente regresan, asaltan iShop en Manacar, liderea en CDMX robo a transeúntes. ¡y esto se publicó en un solo día!, reitero: México es un país sin ley.

Y si a eso añadimos las acciones, omisiones y errores de los miembros del gabinete, que afectan gravemente la economía, la ecología, la salud, la educación, la agricultura, etcétera, y sumamos las violaciones a la Constitución, las compras sin licitación del 70 por ciento de los contratos, el castigo para unos y el perdón para los amigos de ya sabes quién, y para colmo se oyen las declaraciones de funcionarios como “el Noroñas”, “el Taibo” “el Mireles” y “el Barbosa” (y perdón por señalarlos así, pero su nombre mancha este papel), y si todo eso se tolera, pues confirmamos que México es un país sin ley, porque siguen los ataques a las instituciones: INE, CNDH, Inai, etcétera, a los grupos de analistas de #NoMásDerroches y a quien alza la voz para denunciar lo que está ocurriendo.

Y, frente a la máxima preocupación de los ciudadanos que es la inseguridad, el gobierno decidió crear esa entelequia que se llama Guardia Nacional, que nadie sabe para qué sirve, ni ellos mismos lo entienden; los soldados de la Guardia Nacional han sido vejados, golpeados, vilipendiados, y el señor Presidente, en lugar de aplicar la ley, decide infantilizar el gravísimo problema con “fuchi, guácala”, o con “voy a acusarlos con su mamacita”, y ante el peligro del vandalismo en CDMX, la señora Sheinbaum obligó a los burócratas a “proteger la ciudad” usando unas camisetas y violando sus derechos laborales; finalmente, en la Segob, el subsecretario Ricardo Peralta no sólo justifica, sino que además defiende —con argumentos de socialista trasnochado— a los normalistas que secuestraron 92 autobuses y a sus choferes, lo que es un estímulo para que sigan los plantones y los secuestros.

Pero soy optimista irredento, la realidad surgirá, —ya está surgiendo— y para salvar a la nación están y estarán personas inteligentes, en la industria, la economía y la academia dispuestas como siempre a participar para que México sea el que todos deseamos.

 

Bienvenido el programa Hablemos de Salud Mental, del Instituto Nacional de Psiquiatría, para conocer los problemas mentales de los mexicanos; sería interesante que se cumpla en forma íntegra, y se inicie, como se dice en Palacio Nacional, “como se barren las escaleras, de arriba para abajo”.

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