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J’Accuse...!

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

En 1898, el brillante escritor Emilio Zola publicó en el diario L’Aurore un artículo titulado J’Acusse...! (Yo acuso) contra el presidente Félix Faure, en defensa del capitán Alfred Dreyfus, injustamente sentenciado a  cadena perpetua en la isla del Diablo; del mismo modo, en 1913, el diputado Luis Manuel Rojas pronunció su discurso Yo acuso... en la Cámara de Diputados contra el embajador Henry Lane Wilson por haber propiciado la muerte del presidente y vicepresidente de México. J’Acusse no es una denuncia jurídica ni un alegato judicial, es la expresión de un individuo frente a la injusticia o la sinrazón.

Quiero recordar los logros del sistema de salud desde su fundación hace casi 100 años: la Secretaría de Salubridad y Asistencia (hoy Secretaría de Salud) dio origen a un sistema ordenado de atención a la salud, surgieron el IMSS, el ISSSTE y los Institutos Nacionales de Salud; en la Educación se crearon las residencias médicas y los Consejos de Especialidad, como consecuencia, la expectativa de vida aumentó a más de 70 años, la hidratación oral acabó con las muertes de infantes, las campañas de vacunación tuvieron tal éxito que México recibió el premio de la OPS como el mejor país en el continente, la medicina preventiva prosperó y la atención se reflejó en millones de consultas diarias, miles de cirugías y partos cada día, México era un referente internacional en salud y educación médica.

 

Cumplimos dos años de la nueva administración Yo acuso a Andrés Manuel López Obrador por la catástrofe sanitaria que vivimos, por la deplorable elección de su secretario de Salud, un individuo impresentable, incapaz e ignorante, que con sus funcionarios destruyó de manera despiadada el sistema de salud y lo convirtió en un monstruo deforme; desapareció el Seguro Popular que protegía a millones de mexicanos, se creó el Insabi que aún hoy no tiene ni orden ni concierto, se despidió a miles de profesionales de la salud, se aniquiló el Consejo General de Salubridad, se deformó Cofepris, se canceló el programa de adquisición de medicamentos y ahora se hacen compras al extranjero a cualquier precio y sin controles de calidad, se anuló el programa de vacunación y miles de niños están desprotegidos, resurge el sarampión y hay un caso de tétanos neonatal; los recortes financieros han sido drásticos, no hay fondos para el cáncer infantil ni el cáncer femenino, la protección del VIH ni las adicciones y, para acabar con la atención médica, se decidió prohibir que los Institutos Nacionales de Salud cobren cuotas de recuperación, con lo que, por falta de insumos en los hospitales, los enfermos no pueden ser operados.

 

Yo acuso al subsecretario López-Gatell por la estúpida y mortífera conducción de la pandemia; la Organización Mundial de la Salud condenó a México por sus imperdonables errores frente al covid; y desde ahora predigo que el manejo de las vacunas será tan errático y caótico como todo lo que ha hecho el lamebotas del Presidente.

Yo acuso a la Secretaría de Educación por destruir todo el sistema de educación médica y preparación de excelencia que se había logrado; por la creación de universidades patito para preparar médicos comunitarios, lo que regresa la medicina al siglo XIX, por saturar las residencias con más alumnos que no tendrán entrenamiento suficiente y adecuado, acuso al Conacyt por destruir la ciencia, y acuso a Conacem por cancelar la capacidad de los Consejos de Especialidad para certificar a los especialistas y permitir que médicos sin preparación ejerzan una especialidad.

Pero, así como después de la pandemia del siglo XIV surgió el Renacimiento, así nosotros, profesionales de la salud, asociaciones, colegios y academias, uniremos nuestras fuerzas para luchar por el respeto a nuestra labor y la salud del país; recordemos el Movimiento Médico de 1964-1965.

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