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Depresión, enemigo oculto

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

¡Yo soy Garrik!, cambiadme la receta.
                Juan de Dios Peza

 

Querido viejo, ¿qué tienen en común Lucha Reyes, Miroslava, Marilyn Monroe, Janis Joplin, Philip Seymour, Kurt Cobain, Amy Winehouse, Armando Vega Gil y Robin Williams? Todos ellos son personajes famosos, grandes artistas, compositores o cantantes que, por diversas razones decidieron, un día, terminar con sus vidas para sorpresa de todos aquellos que los consideraban triunfadores, ricos y famosos.

Y es que para ese grupo fuera de lo común, poseedor de excelsas cualidades artísticas, su vida en el  teatro, el cine o la televisión fue muy complicada porque, de un momento a otro, cuando están en el escenario, cantando o filmando, se tienen que convertir en otra persona, un ser distinto que un día puede ser un héroe, otro un villano, otro más un payaso, etc. Eso no es fácil de digerir, sobre todo cuando alrededor del artista se tejen una enorme cantidad de intereses políticos y monetarios. La mente no lo soporta.

Esa es, a mi parecer, una de las razones de los desequilibrios de artistas, cantantes, “estrellitas” y “estrellitos” que surgen un día y se apagan al día siguiente. Esa es la razón de la depresión de quien dedica toda su vida al escenario y, de un modo o de otro, no tiene vida propia.  Al recordar las sorpresas al conocer las vidas y muertes de esos artistas, nos preguntamos qué pasó, sin lograr entender esas tragedias.

 Pero... ¿Qué pasaba en su interior? ¿Qué demonios los asediaban? ¿Por qué no comunicaron lo que sentían y lo que sufrían a alguien de la familia o de los amigos que pudiera oírlos? Esta es una pregunta que no tendrá respuesta porque, además,  muchos de ellos intentaron callar sus emonios con alcohol y con drogas, no lo consiguieron, y la depresión siguió avanzando inexorablemente.

La depresión de estos famosos me recuerda el hermoso poema de Juan de Dios Peza Reír llorando. Dicho poema habla de un hombre que va al médico y le dice: “sufro un mal espantoso, en un eterno spleen, muriendo vivo y es mi única ilusión la de la muerte”. El médico intenta varios tratamientos y ante la negativa del paciente, le sugiere la mejor solución: ir a ver al payaso Garrik, “el más gracioso de la tierra, y el más feliz”, a lo que responde el enfermo: “yo soy Garrik, cambiadme la receta”.

¿Qué podemos aprender del poema que muchos de nosotros recitamos en la infancia?, que la vida es comunicación, y que si nos comunicamos, de la forma que sea, esos demonios que se alojan en el fondo del corazón huyen y podemos vivir y dormir en paz, pero si no, el futuro puede ser triste.

Me preguntarás, querido viejo, por qué en estos días hablo de depresión y sus consecuencias.Pues porque sabemos que tan sólo en la CDMX hay cientos, tal vez miles de queridos viejos olvidados, arrinconados en un triste cuarto y la depresión puede surgir en cualquier momento. Escribo esto porque seguramente conoces a algún querido viejo olvidado, (o tal vez está en tu propia casa) y necesita cariño, apoyo y comprensión.

Querido viejo: en esta época, te invito a combatir la depresión para evitar malas consecuencias. Es bueno estar alegres y reír, pero mucho más tener una eterna sonrisa interior, darnos cuenta que somos afortunados, estamos aquí todavía, vivitos y coleando, podemos disfrutar de cada día; caminar, comer, dormir, conversar, aprender, y, tal vez,  compartir con alguien: un pariente, un amigo, un compañero, que necesita nuestro apoyo y consejo.

 

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