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De cubrebocas y vacunas

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

                Todas las desgracias de los hombres

                provienen de no hablar claro

                A. Camus

 

Cubrebocas.- La historia del ser humano registra epidemias y pandemias sin cesar; la pandemia más conocida es la llamada peste negra que surgió entre 1346 y 1347 en Europa, y en esa época se mencionan, por primera vez, el uso de tapabocas, así como tener aislamiento, distanciamiento social y hacer las actividades al aire libre; al pasar el tiempo, además del tapabocas surgió un traje que se atribuye a Charles de Lorme, con un vestuario que incluía un abrigo cubierto de cera perfumada, botas, camisa fajada, sombrero y guantes, y en la cabeza un equipo particularmente extraño: “de medio pie de largo con forma de pico, llena de perfume con sólo dos hoyos, uno a cada lado cerca de las fosas nasales, pero es suficiente para respirar y transportar, con el aire que uno respira, el aroma de las hierbas retacadas a lo largo del pico”, ésta vestimenta se usa ahora en los carnavales de Venecia.

En la pandemia de 1910, después de la muerte de Gérald Mesny, un doctor francés quien había visitado un hospital sin protección, la demanda de mascarillas cubrebocas se hizo generalizada y desde entonces se considera indispensable para enfrentar cualquier tipo de epidemia o pandemia, como lo señala claramente la Organización Mundial de la Salud.

Vacunas.- La historia señala a la británica lady Montagu (1689-1762), quien, en un viaje a Turquía observó cómo los lecheros que se pinchaban con agujas impregnadas en pus de viruela de las vacas no contraían la enfermedad, entonces inoculó a sus hijos y, a su regreso a Inglaterra, divulgó el procedimiento, sin embargo, no fue sino hasta casi noventa años después cuando el científico Edward Jenner (1689-1762) desarrolló finalmente la vacuna.

Y hay que recordar a Francisco Javier Balmis y Berenguer (1753-1819), pionero de las campañas de vacunación, quien realizó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna (1803-1814), que dio la vuelta al mundo —incluyendo nuestro país— para aplicar vacunas a lo largo del entonces imperio español.

Crear una vacuna no es fácil, los expertos señalan que se necesitan de cinco a diez años para contar con la vacuna, y ahora, con la presencia del coronavirus, los investigadores y las compañías farmacéuticas han entrado en una carrera meteórica para acortar tiempos sin afectar la calidad y efectividad de la vacuna; la carrera continúa y, de acuerdo con información de la Organización Mundial de la Salud, al 3 de noviembre, hay 47 vacunas que están en etapa clínica, es decir, siendo probadas en humanos, y 155 en etapa preclínica, siendo probadas en laboratorios.

Y en México.- Desde los años 80 del siglo pasado, nuestro país había alcanzado muy altas coberturas de vacunación y contaba con uno de los esquemas de inmunización más completos del mundo, esto permitió erradicar la poliomielitis, eliminar la difteria y el tétanos neonatal, y controlar la tosferina, la parotiditis, la rubéola y el sarampión; tras siglos de epidemias que costaban la vida a miles de niños, no ha muerto en el país una sola persona por sarampión.

Sin embargo, la mala gestión reciente del Programa de Vacunación Universal hizo que apareciera de nuevo casos autóctonos de sarampión; en lo que va de 2020, se han registrado 196 casos, el mismo número que los acumulados a lo largo de los 20 años anteriores.

Y al llegar la covid, desde el púlpito presidencial de menospreció al problema; como chamán medieval, el Presidente aconsejó protegerse con una estampita y no usó ni usa el cubrebocas —como Trump y Bolsonaro—¸ su segundo, el impresentable López-Gatell secundó la estupidez de su jefe, no hizo pruebas de detección, cambió una y otra vez sus predicciones, y hoy México es el país con mayor mortalidad, mayor número de profesionales de la salud muertos, y donde más de la mitad de los enfermos mueren en sus casas; hoy 13 de diciembre estamos peor que nunca.

Y ya se presentó el programa de vacunación, que es tan errático e improvisado como todo lo que hace la Secretaría; no se sabe dónde se guardarán las vacunas, cómo se protegerán, cómo viajarán, cómo se aplicarán, y el orden de aplicación es estúpido: ejemplo: los individuos de 40-50 años se vacunarán hasta mayo del 2021, siendo que ellos están en la edad más productiva y muchos tienen factores de riesgo: obesidad y diabetes.

Hoy, México es una vergüenza mundial en el manejo de la covid, y los únicos responsables de esta tragedia son el Presidente y su lacayo, sin cubrebocas y sin una vacunación inteligente.

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