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Cómo celebrar el fin de año

Rafael Álvarez Cordero

Rafael Álvarez Cordero

Viejo, mi querido viejo

 

Mi querido viejo, casi sin darnos cuenta, a jalones y estirones, estamos llegando al fin del año y todos sabemos que éste será uno inolvidable, pues apareció un enemigo mortífero e invisible que cambió las vidas de todos para siempre.

Quienes aún estamos aquí, damos gracias a la vida por aún contarnos entre los vivos, y con dolor recordamos a quienes lucharon contra el virus y perdieron la batalla, dejando un vacío en los corazones de sus seres queridos. Es posible que tú hayas vivido, como muchos de nosotros, esa triste experiencia.

Pero llega el fin de año, una fecha que desde tiempos inmemoriales se celebra, de una manera o de otra, el paso de un año a otro. Curiosamente, se mezclan tanto costumbres paganas como cultos religiosos, pero, de una u otra forma, el fin de diciembre tiene un sello especial.

Entre los germanos, la celebración de Frey, dios del Sol, se daba el 26 de diciembre. Entre los romanos, era el Natalis Solis, dedicado a Apolo. el cual se celebraba el 25 de diciembre. Entre los aztecas, era por el dios Huitzilopochtli y se celebraba entre el 7 y el 26 de diciembre. Y todos sabemos que la celebración del nacimiento de Jesús se ajustó a esas fechas para equiparar y contrarrestar las otras celebraciones no cristianas.

Como quiera que esto sea, seamos creyentes y practicantes o no, todos celebramos el fin de año como un paso para terminar algo y comenzar un nuevo ciclo, el cual siempre esperamos que sea mejor que el anterior.

Seguramente, recuerdas con añoranza los propósitos de año nuevo que tuviste a principios de 2020 y nunca imaginaste vivir lo que hemos vivido en este año.

Pero estamos aquí y creo que, a pesar de los pesares, es bueno reflexionar con qué actitud tomaremos el fin de año y qué será lo mejor que podemos hacer.

Seguramente ya has pensado en estos últimos días de diciembre, los cuales normalmente se acompañan de fiestas, celebraciones, posadas, intercambio de regalos, besos, abrazos y demás. Pero esto no podrá ser igual, la ciencia y la educación nos señalan que el peligro de contagio sigue igual que el primer día y que habremos de celebrar de otra manera.

Pero celebrar de otra manera no significa que los días sean lúgubres, que haya “llanto y crujir de dientes”, sino que haya comprensión, solidaridad, empatía, resiliencia, palabras que desconoce el señor Presidente, pero que sabemos que son la base de la armonía personal y social.

Cierto, estaremos más aislados que nunca, pero eso no significa que no podamos decir a quienes amamos todo lo que significan para cada uno de nosotros. Cierto, tendremos que usar cubrebocas, tener sana distancia, mucha limpieza, pero eso no significa que nuestras palabras sean de tristeza —al contrario, deben ser de optimismo y alegría— y que no podamos brindar por el año nuevo.

 

  • Los grandes acontecimientos del mundo surgieron después de las grandes epidemias. Después de la peste negra del siglo XV surgió el Renacimiento, con toda su grandeza cultural y científica; después de la influenza española del siglo pasado surgió el gran crecimiento científico y tecnológico que vivimos ahora; y después de esta pandemia seguramente surgirá un mundo mejor, más humano y más amable con la naturaleza. Y nosotros seremos parte de ese renacimiento.

Así es como creo que debemos celebrar el fin del año, alzando una copa,      pero alzando más el corazón, para que los años por venir sean los mejores de nuestras vidas.

 

 *Médico y escritor. Facebook Bien y de Buenas Rafael Álvarez Cordero.

 

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