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Vida… te amo

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

Nunca renuncies a la felicidad, porque

la vida es un espectáculo increíble.

 Papa Francisco

 

Y vaya si lo es… La vida es un espectáculo increíble y maravilloso que nadie se quiere perder. Y aún así, seguimos preocupándonos diariamente por tantas cosas… entre teorías, pensamientos, especulaciones. Y aun así, seguimos perdiendo el tiempo con tantas quejas, con tantas nimiedades.

Yo siempre he amado la vida, aunque ésta no haya sido fácil y aunque las cuestas y las pendientes hayan sido escabrosas. Sin embargo, este año la amo, si cabe, mucho más. Es increíble cómo las pérdidas pueden llegar a reconstruirte desde lo más profundo. Como todos en este año, he tenido pérdidas dolorosas, pero también he tenido grandes liberaciones y, sobre todo, una enorme vida dentro de mí que aún no había descubierto.

Mi vida no es especial y seguramente no tiene muchas diferencias de lo que los demás hayan experimentado este año en todo el mundo, lo que sí es que cada uno percibe la vida a su manera y a partir de ahí elige. Yo hoy elijo contar un poco sobre mi experiencia, para animarlos también a ustedes a dejar testimonio sobre este año que ha sido tan diferente e inusitado para todos.

Desde enero la vida se dio a la tarea de confrontarme y de ir quitándome, a su paso, cosas buenas y malas. Incluso me quitó personas queridas. Sobre mis planes, de los que tenía casi ninguno se llevó a cabo. Más bien, el mapa de deseos y conquistas se fue desvaneciendo ante la imposibilidad de las condiciones que estábamos viviendo. Y porque así lo quiso la vida, resistí, aupada en la paciencia, lo más que pude sin descanso, con el optimismo en la cima, con la motivación a tope y con positivismo realista y objetivo. Emocionalmente, debí pasar por lo mismo que todos… pero seguía estoica ante el conflicto, cuidándome y procurando que ese mal que acechaba nunca llegase.

Pero llegó, llegó después de una enorme pérdida para mí y sobreviví hasta que mi cuerpo no aguantó más. Las complicaciones llegaron y la vida se redujo a la soledad que implica esta enfermedad y sus consecuencias que te cambian para siempre. Y sí, mi vida cambió y créame, cambió para siempre. No puedo decirle cuántas cosas pasan por la mente de uno cuando la vida amenaza con terminar. Lo que sí puedo decirle es cuántas cosas maravillosas nos permite apreciar de nuestra historia y honrarla y agradecerla.

¿Una sobreviviente? No. A estas alturas todos lo hemos sido, yo sólo tuve suerte, la enorme suerte de tener otra oportunidad. Y no, tampoco hace falta estar al límite de la vida para darse cuenta de lo que vale. La vida lo vale todo. Por eso insisto en que no debemos bajar la guardia, en que debemos seguir cuidándonos y que debemos seguir los lineamientos y ser responsables porque aún nos queda un largo camino, aunque de la pandemia se siga sabiendo poco y la ignorancia y prepotencia de muchos siga siendo muy atrevida.

Por eso hoy le invito a escribir sus reflexiones sobre este año, aunque las ganancias hayan sido menores, aparentemente, que las pérdidas. Este año sí nos dio a todos la enorme ganancia de lo inmaterial, del conocimiento interno y exhaustivo de quiénes somos, del análisis sobre la vida y la forma de vivirla, sobre el amor, sobre el dolor, sobre las pequeñas, pero enormes alegrías, sobre la felicidad de tenerse uno a sí mismo, sobre la fortaleza, la entereza y, sobre todo, sobre la simplicidad; de lo poco que necesitamos tantas cosas y de lo mucho que necesitamos a tantas personas y lo prioritaria que es nuestra familia.

¿Será mejor el año entrante? No lo sé, no puedo asegurárselo, pero lo que sí puedo decirle es que será un año espectacular si así nos lo proponemos, porque no, ya no somos los mismos de antes. Créame, e insisto una vez más, viva y hágalo de la forma más auténtica, más sencilla y feliz que pueda y elija sus siguientes pasos a conciencia porque vale la pena… porque usted lo merece, porque la vida es breve y porque la ilusión nunca sobra. Como siempre, usted elige.

 ¡Felices reflexiones, felices vidas!

 

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