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Bonhomía II: afabilidad

Paola Domínguez Boullosa

Paola Domínguez Boullosa

La coach

 

Difícil es decir cuánto concilia
                los ánimos humanos la cortesía
                y la afabilidad al hablar.

Cicerón

 

Afabilidad significa, según la Real Academia de la Lengua Española, cualidad de afable; por su parte, la misma fuente describe dicha cualidad como el adjetivo de agradable, dulce y suave en la conversación y en el trato, que se puede decir o expresar en palabras.

Afables son aquellas personas con las que se puede tener una conversación y trato agradable y cordial, la afabilidad es una virtud, así lo decía Santo Tomás de Aquino, quien señalaba que era sólo virtud de ciertas personas que, con su buena disposición diaria, podían ayudar a quienes tienen en su entorno y ofrecer una experiencia de vida más agradable. Las personas afables se caracterizan por ser amables y carismáticas; además de tener buenos modales, educación, ser respetuosos y cordiales. Y lo más importante es que este tipo de personas se destacan por su actitud de atención y consideración hacia los demás, más allá de que le resulte o no agradable o de que la información que le den sea o no de su conocimiento.

Lo contrario de la afabilidad es la antipatía, la rigidez, la severidad, la descortesía y lo soez. Son personas ruines con falta total de consideración y apoyo hacia los demás; suelen ser muy pagados de sí mismos, egoístas y claramente inhumanos para ir por la vida sin ningún reparo. Son seres obnubilados por su necedad y su vileza.

En la realidad que hoy se vive y en las circunstancias que se nos coloca, es nuestra elección cómo comportarnos con nosotros mismos y con nuestro entorno; algunos habrán elegido ser mejores seres humanos; otros, no, eso ya ha quedado demostrado. Incluso me atrevo a decir que la gran mayoría ha dejado que las circunstancias los superen y han permitido que triunfe sobre su propio autocontrol, de ahí que no debería sorprendernos la cantidad de insurrecciones y despropósitos que hemos visto frente a las normativas impuestas y que han originado las terribles consecuencias que enfrentamos todos.

En lo personal, durante este tiempo de bretes, he procurado ser optimista y racionalmente positiva; ya que considero que es mejor que el catastrofismo o el positivismo irracional. Quizá por ello no he tenido grandes desengaños y mi ilusión resiste, estoica, ante el futuro. No sólo porque he vivido intensamente este tiempo, sino también porque me he exigido a mí misma cambiar la perspectiva ante muchas situaciones, y he aprovechado la mejor oportunidad que se nos brinda: decidir qué es lo correcto para hacer frente a esta realidad. Por esa razón le he invitado a elegir la bonhomía en todas sus acciones; porque si algo se necesita en estos tiempos es la ayuda mutua, la responsabilidad y la cooperación de todos y cada uno desde su propia atalaya.

La afabilidad es sencilla, pero si lo ve con detenimiento, es un gran compromiso diario que nos vuelve mejores, la parte más sobresaliente para mí es ser considerados con los demás; tener buena disposición y que, efectivamente, seamos capaces de ofrecer, a nosotros y a los demás, una vida más agradable, sin importar lo que estemos viviendo. Porque nunca seremos lo que tenemos, sino lo que hacemos y lo que somos y lo que ofrecemos a los demás cada día.

Por eso hoy le invito a aprovechar esta oportunidad de ser mejor y de sentirse mejor, recuerde que el rumbo de la evolución como seres humanos y como sociedad depende de cada uno de nosotros, y todos somos importantes. Nada se gana en el ostracismo, en la necedad, y mucho menos en la cerrazón voluntaria de algunos, que insisten en seguir utilizando la violencia, la intolerancia y la irresponsabilidad como bandera en esta realidad tan compleja que nos ha tocado vivir.

Créame, allá quien elija encerrarse más todavía y, peor, en sí mismo, y retroceder en su vida… La libertad es una elección personal, al igual que la felicidad, el amor, la solidaridad, la bonhomía y, en este caso, la afabilidad, y hoy todos necesitamos de esa pequeña motivación, de comprensión, de ayuda, de solidaridad y de confianza. Como siempre, usted elige. ¡Felices afabilidades, felices vidas!

 

 

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