Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

¡Qué vergüenza!

20 de Octubre de 2019

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Francamente que no le encuentro una explicación lógica a los acontecimientos de nuestro futbol en torno al drama que se vive al interior del Veracruz. Es un secreto a voces que dicho equipo es un desastre, que su directiva es inadmisible en un grupo de propietarios, que en su amplia mayoría se distinguen por ser personas y empresas intachables. El error se fragua desde que le permitieron seguir con un equipo en la máxima categoría del balompié nacional, ante la poca claridad y transparencia en el proceder a Fidel Kuri, varias veces castigado por su conducta.

El desenlace era el esperado, pues poco se sabe, o más bien nada, de la honorabilidad de dicho personaje, quien debería estar vetado de antemano para evitar los desaguisados que se han presentado.

Es un error mayúsculo que sólo con el pago de los dichosos veinte millones de pesos hayan permitido a una organización, o debo decir, a una desorganización así, permanecer en la Liga BBVA_Mx, conociendo de quien se trata y conociendo cómo se comporta.

Señalo también la poca autoridad, parece ser un mal generalizado en todos los sentidos en nuestro triste México, de los responsables del futbol, me refiero a Yon de Luisa y Enrique Bonilla, quienes permitieron y siguen permitiendo que personas de muy pocos escrúpulos y calidad moral puedan fungir como propietarios de un equipo. Se hacen de la vista gorda o son muy inocentes o sencillamente lo único que les interesa es que el circo siga, a pesar de que los trapecistas, que se la pasan en el alambre, sigan poniendo en riesgo todo el tinglado.

Como epílogo a tan lamentable sainete, lo del pasado viernes en el Pirata Fuente fue la gota que derramó el vaso. La situación insostenible de los jugadores que, bajo amenazas, o una tremenda necesidad económica, aceptaron los engaños y triquiñuelas del supuesto propietario de los Tiburones, de que pronto les pagaría. Finalmente y cuando ese asunto era conocido por propios y extraños, y demasiado tarde, decidieron tomar acciones los directivos, que por lo visto no lograron cubrir a los jugadores los sueldos caídos, pues no existen contratos, o son dobles. Una verdadera pachanga de proporciones kafkianas.

Para culminar, y a pesar de la supuesta solidaridad de todos los jugadores y equipos con los engañados Tiburones, la inexplicable bajeza de los Tigres en una acción antideportiva, anti fair-play, y con muy poca vergüenza, pone punto final a una serie de hechos desafortunados. Pobre futbol mexicano…

 

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