Pablo Carrillo

Pablo Carrillo
La neurona

Negocio y liguilla

04 de Diciembre de 2018

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Fracaso rotundo el de los Tigres de la UANL, proyecto de futbol que maneja en comodato la empresa Sinergia Deportiva, a su vez propiedad de la empresa cementera de orgullo internacional Cemex, presidida eficazmente por Rogelio Zambrano Lozano, con base en la ciudad de Monterrey, que ha extendido su presencia a innumerables países, más de cien, además, cuenta con más de 50 cementeras en el mundo.

Es una empresa que nos debe enorgullecer a los mexicanos, además de que, en su participación en el futbol, no han dudado en invertir, más que ningún otro club de balompié nacional, lo que también es muy loable.

Sin embargo, como gran empresa, notable y abanderada del muy disminuido empresariado mexicano, deberá hacer números, porque, honestamente, no me cuadra el balance futbolero, han invertido una imponente cantidad en adquisición de jugadores, muchos de ellos prestados a otros clubes, la nómina es muy elevada, el resultado, pues, no corresponde.

Supongo que tendrán claro que la actual fórmula derrochadora de recursos, así como una directiva que ha gastado a manos llenas, no es el modelo de negocio deportivo adecuado.

Seguramente habrá cambios profundos.

Por su parte, los Pumas de la UNAM son, desde mi perspectiva, el equipo sorpresa de las semifinales, si se compara el costo de los equipos universitarios, el de la Máxima Casa de Estudios del país parece ser un modelo de negocios muy atractivo, pues Rodrigo Ares de Parga, presidente del patronato de los de azul y oro, ha logrado un cambio muy significativo, ya que no sólo ha saneado las finanzas del club, sino que, con un equipo valuado en menos de la mitad de los rivales regiomontanos —a los que eliminaron—, han avanzado hasta la instancia de los cuatro mejores.

Ya ni hablar de la paliza en la estrategia que David Patiño le ha dado al Tuca, a pesar de que Patiño cobra menos del 20% de lo que su derrotado entrenador rival.

No todo es dinero en el deporte, es fundamental, pero no hay que dilapidarlo. Pumas jugó con seis canteranos, dos casi novatos, Alan Mozo, de 21 años, y Andrés Iniestra, de 22, hoy el equipo hecho en CU demuestra que se puede y debe confiar en los jóvenes, a diferencia de los Tigres, que han bloqueado, con innumerables extranjeros a precio de oro, su probable desarrollo.

Pumas regresa a sus orígenes, producen jugadores y técnicos y, de la mano de Ares de Parga, financiero de carrera, demuestran que se puede hacer mucho con menos recursos, ley de éxito para todo negocio.

¿Usted qué piensa?

 

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