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No importa quién gane en EU, lo importante es fortalecer nuestra soberanía

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por Fadlala Akabani

Esta semana hemos sido testigos del que quizá podría ser catalogado como el suceso político más trascendente a nivel planetario cada cuatro años, la elección presidencial de Estados Unidos. Antes y después del 3 de noviembre, personajes de la minoría derrotada se pronunciaron a través de los medios que disponen en favor del candidato demócrata, Joe Biden; desde tuits con una melancólica añoranza de poder e impunidad hasta quienes llegaron incluso a la infamia de transmitir mensajes “oficiales”, llamando a los mexicanos en EU a votar por el exvicepresidente de la administración de Obama.

De la minoría derrotada no sorprende ya la poca solidez argumental, el escaso tacto político, la ignorancia de la política exterior del gobierno de México (basada en la Doctrina Estrada), ni siquiera la ingenuidad con la que pretenden construir alianzas políticas del otro lado de la frontera. Durante la crisis de violencia en Chihuahua, en noviembre del año pasado y ante la propuesta de ayuda militar de Estados Unidos, esos mismos personajes que celebran el fin de la era Trump respaldaban, en sus dichos, una intervención.

No porque les haya importado la inseguridad en Chihuahua, producto de la supuesta guerra que fue el fondo perfecto para instrumentar las políticas más lesivas del periodo neoliberal, simplemente porque son tan burdos e incapaces de hacer frente políticamente a la Cuarta Transformación que intentan montarse ante cualquier contingencia que perciben como amenaza al gobierno del presidente López Obrador.

En ese entonces, ante las insinuaciones del presidente Trump, la respuesta del gobierno de México fue de agradecimiento por la ayuda ofrecida. Sin embargo, nuestro país se reservó la exclusividad para administrar la seguridad interior y el Estado de derecho, preservando la soberanía. Ya antes López Obrador había planteado a Trump la posibilidad de redirigir los recursos que anteriormente se destinaban a armamento y guerra en favor de un plan de desarrollo integral para incentivar una inversión de 37 mil millones de dólares en Centroamérica y el sur de México. El presidente estadunidense accedió, a sabiendas de que, entre más desarrollo exista en estos países, existirá una menor motivación para migrar ilegalmente.

Desde la visita de Estado que en julio del presente año realizó el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a Washington para reunirse con su homólogo estadunidense, Donald J. Trump, con motivo de la entrada en vigor del nuevo acuerdo comercial para América del Norte, el T-MEC, el peso mexicano, una divisa que cotiza las 24 horas en el mercado global, ha experimentado una recuperación paulatina, pero sólida, que actualmente lo ubica en torno a los 20.5 pesos por dólar y siendo la tercera divisa más beneficiada en el juego de los mercados tras la elección presidencial estadunidense.

También en materia económica México ha sido recientemente reconocido por el Fondo Monetario Internacional a través de su evaluación anual de la economía en informe que entregó al Banco de México como un país económicamente estable, con una política económica y marcos institucionales sólidos, felicitando a las autoridades mexicanas por la oportuna toma de medidas ante los efectos sanitarios y económicos de la pandemia. La relación entre ambos gobiernos continuó avanzando, pero fueron las posiciones soberanas de México y el entendimiento del presidente estadunidense de la legitimidad democrática y respaldo popular con que cuenta AMLO las que permitieron que una relación que se anticipaba compleja se diera en torno al respeto, el diálogo y el consenso con el hombre más poderoso del mundo occidental. Peligroso eco el que retomara esa idea en nuestro país, pues muchos medios y opinólogos, otrora acostumbrados a imponer opinión a fuerza de chayote y repetición continua de mentiras, que hoy miran perdido tanto el acceso a los recursos públicos como la influencia mediática que anteriormente detentaron.

Hasta el momento y congruente a la política exterior definida desde el inicio del sexenio, la posición del Presidente y gobierno de México, expresada desde Villahermosa, Tabasco, respecto a la elección en EU y en específico sobre felicitar al candidato que en este momento encabeza el conteo de votos (sin haber sido declarado oficialmente ganador aún), es la misma que para cualquier otra nación: la no intervención en los conflictos internos, el respeto a la autodeterminación de los pueblos. Una posición sensata y mesurada en un momento donde los ánimos siguen aún sobre exaltados.

No importa quién gane la presidencia de EU, lo que realmente importa es que el gobierno de México se conduce soberanamente y reconoce que la fuerza que ha permitido a este país sobrevivir al saqueo colonial y neoliberal radica en la grandeza de pueblos prehispánicos que hoy son parte de la cultura mexicana.

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