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Multilateralismo pandémico

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Daniel Aceves Villagrán *

danielacevesv@yahoo.com.mx

 

La aparición de la covid-19 marcó una nueva etapa en la cronología del siglo, en un corto lapso modificó la manera de comprender la educación, el comercio, la salud, la política y las sociedades, lo mismo que el curso de las naciones y su comportamiento en el escenario internacional.

El multilateralismo, históricamente, ha sido la diferencia entre la superación de adversidades y el rezago, en este momento cumbre que respiramos, la realidad no es distinta, las capacidades de los países se encuentran en visible contracción derivada de la urgencia sanitaria. Sin embargo, pueden ser fortalecidas a través de esfuerzos de cooperación, ya sea mediante el afianzamiento de lazos construidos, como también con la construcción de nuevos caminos.

Lo anterior puede ser abordado desde el contexto hemisférico, regional y bilateral. Bajo esta lectura, desde la cancillería mexicana se ha propuesto convocar a una Asamblea General Extraordinaria de la Organización de Naciones Unidas (ONU), a fin de trazar estrategias multilaterales para hacer frente a la pandemia y a los estragos que ha causado en la mortalidad, la salud y el empleo en América Latina y el Caribe, además de la afectación a las estimaciones de los modelos de desarrollo desde una perspectiva de mediano y largo plazos, lo que estaría agudizando las tendencias relativas a la desigualdad y a la pobreza.

Según el comunicado de la Secretaría de Relaciones Exteriores del 26 de octubre, México, América Latina y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) participarán en una Sesión Especial de la Asamblea General para determinar las medidas que permitan la reactivación económica y mitigar los efectos próximos. Lo enunciado, forma parte de una agenda mexicana activa y puntual en el exterior, lo mismo que necesaria. Por un lado, porque circunstancias históricas requieren de esfuerzos históricos, los cuales no pueden llevarse a cabo en solitario; y, en segundo término, porque el timón de la agenda latinoamericana mantiene un curso inestable, poblado del cumplimiento de metas de corto plazo, con efectos de pronóstico reservado.

Sin duda, el eje de la salud y la medicina se ha convertido en uno de los grandes protagonistas de la vinculación internacional, en este sentido, la búsqueda de proveedores de medicamentos se convierte en un objetivo fundamental para la contingencia y la reacción ante el rebrote, por lo que los recientes acuerdos consolidados con farmacéuticas como AstraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics otorgan herramientas propicias para responder a la siguiente etapa de la pandemia; en el ámbito de la cooperación bilateral, la donación por parte de Japón de equipos médicos por cerca de 120 millones de pesos sumará al incremento de capacidades del sistema de salud de nuestro país.

En palabras de Antonio Guterres, secretario general de la ONU, “debemos asegurarnos de que el mundo en desarrollo no caiga en la ruina financiera, la pobreza creciente y las crisis de la deuda. Necesitamos un compromiso colectivo para evitar una espiral descendente”. Atender la crisis sistémica de la covid-19 será prioridad nacional, regional y global, mediante acuerdos que tengan bases de recuperación apoyadas en la vacunación y esquemas de su aplicación, a modo de atender el inminente empobrecimiento multidimensional percibido ya en regiones como Latinoamérica; innovación, colaboración y sustentabilidad serán factores fundamentales de lo que se tendrá como meta a corto y mediano plazos.

 

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