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Los gobernadores y sus primeras planas

Opinión del experto nacional

Opinión del experto nacional

Por María Soledad Luévano

El poder siempre ha querido dominar a los medios de comunicación y ha encontrado muchos mecanismos para hacerlo. Hace años el PRI-Gobierno controlaba la venta de papel, perseguía judicialmente a periodistas, los agredía físicamente y amenazaba a los dueños con retirarles concesiones para boicotear a la prensa incómoda. En los últimos años el poder optó por el control de los medios a través del presupuesto destinado a la Comunicación Social.

La información se volvió una mercancía. Por eso Televisa trasmitía falsos operativos en vivo y en sus noticieros repetían miles de spots disfrazados de cápsulas informativas a favor del entonces Gobernador del Estado de México, que a la postre terminó convertido en Telepresidente.

Con la llegada del presidente Andrés Manuel López Obrador las cosas han cambiado mucho. El presupuesto de publicidad ha bajado considerablemente, las mañaneras han permitido que las redes sociales y los medios tengan un peso compartido en la difusión de la información oficial y, desde la Presidencia, se ha dejado claro que en esta administración está “prohibido prohibir” para detener cualquier intento de censura.

Lamentablemente, en los Estados no se vive la misma realidad. Los gobernadores siguen manteniendo el control de los medios locales a partir del presupuesto de sus oficinas de comunicación social. El mejor ejemplo es Zacatecas, donde el gobernador Alejandro Tello gasta más de 120 millones de pesos al año para controlar lo que se publica y lo que no se publica, porque la mayoría de los medios locales depende del convenio gubernamental para seguir existiendo.

De los cuatro principales periódicos de Zacatecas (NTR, El Sol de Zacatecas, IMAGEN y La Jornada Zacatecas), únicamente NTR ha demostrado que puede sobrevivir sin los recursos que recibe del Gobierno, el resto colapsaría financieramente si les llegaran a cerrar las llaves del presupuesto. Por eso, desde la oficina de comunicación social del Gobierno de Zacatecas se dictan las primeras planas y las líneas editoriales de la gran mayoría de los medios de comunicación de la entidad. Basta revisar las portadas de esos periódicos para encontrar los comunicados del gobierno (publicidad pagada con nuestros impuestos), copiados y pegados en forma de nota periodística. Un ejemplo grotesco de este control mediático se dio la semana pasada cuando mi paisana Rocío Nahle nos visitó en gira de trabajo y el gobernador decidió usar esa visita para generar confrontación al interior de Morena al promoverla como aspirante a la gubernatura.

El asunto es ridículo porque cualquier analista con dos dedos de frente sabe que Rocío será una de las mejores secretarias de Energía que ha tenido este país y después será gobernadora de Veracruz, donde ha realizado su carrera política. A pesar de lo ridículo de la nota, el que paga manda, y aunque ella respondió con una carcajada cuando le preguntaron si quería ser gobernadora, al día siguiente las portadas de los periódicos locales anunciaban a 8 columnas: “secretaria de Energía no descartó buscar la gubernatura de Zacatecas”. Tampoco descartó venir del espacio exterior, pero eso no lo publicaron.

Este ejemplo bizarro nos deja en claro que no basta con bajar el presupuesto de publicidad de la Federación y detener la censura a nivel nacional. Se requiere una legislación completa que regule la compra de publicidad del gobierno y los mecanismos bajo los cuales se deben otorgar o retirar esos contratos para garantizar una verdadera libertad de expresión y evitar que los gobernadores sigan controlando lo que se publica o no se publica en sus estados.

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